Largas colas en las estaciones de servicio, peleas, gasolineras cerradas, subida de precios y limitaciones para llenar el depósito. Es el resultado de la crisis del combustible que vive Reino Unido desde hace cinco días. El Gobierno asegura que todo se resolverá antes de Navidad, mientras culpa a la pandemia del desabastecimiento de combustible y alimentos que vive el país.
La restricciones impuestas por el Brexit a los trabajadores extranjeros, tras la salida de la UE del Reino Unido, ha provocado que miles de transportistas desistieran de trabajar en Reino Unido por las dificultades para conseguir un visado válido para circular por el país.
Sin embargo, el Gobierno de Boris Johnson ha culpado de esta situación a la pandemia obviando que la falta de trabajadores esenciales afecta también al abastecimiento de medicinas y alimentos en supermercados y tiendas.
La industria del transporte en Reino Unido ha sufrido en los últimos meses por la escasez de conductores de vehículos de carga pesada, que ahora el Gobierno pretende paliar con ayuda de los militares.
La petrolera British Petroleum (BP) cerró temporalmente numerosas estaciones de servicio, pero la falta de camioneros ha creado problemas de suministro en supermercados y grandes cadenas de restaurantes, tan importantes, como las multinacionales de comida rápida.
En las últimas semanas han aumentado los temores de que la crisis del combustible afecte a los supermercados de cara a la campaña de Navidad, aunque el Gobierno de Boris Johnson ha prometido que esta situación se está normalizando y se resolverá definitivamente antes de Navidad.
Actualmente Reino Unido necesita más de 100.000 conductores, entre una masa laboral de unos 600.000, según una encuesta hecha antes de la pandemia por la RHA. El número incluye decenas de miles de conductores de la Unión Europea que vivían y trabajaban en Reino Unido.