Vladímir Putin quiere una victoria antes del 9 de mayo, el día que quiere presentar ante la sociedad rusa la victoria en su operación especial y no parece que vaya a pararse en nada para lograrlo. La Inteligencia británica ha alertado este lunes del posible uso de bombas de fósforo blanco por parte de Rusia en la ciudad de Mariúpol a medida que avanzan los enfrentamientos con las fuerzas ucranianas. Alexander Vornikov está al mando ahora de la ofensiva rusa y ya es conocido por sus atrocidades en Siria.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa de Reino Unido ha indicado que, teniendo en cuenta informaciones recabadas sobre la utilización de este tipo de municiones en zonas como Donetsk, en el este de Ucrania, "existe una alta posibilidad de que se vuelvan a utilizar en sitios como Mariúpol". Así, ha recalcado que los bombardeos continúan en las regiones de Donbás, donde el Ejército de Ucrania trata de "repeler a las fuerzas rusas en una serie de asaltos que se han saldado con varios vehículos y equipamiento militar ruso destruido".
Los servicios de inteligencia ingleses señalan que el uso de bombas y ataques "no dirigidos" en territorio ucraniano disminuye la habilidad de Rusia de "distinguir sus objetivos", lo que se traduce en un "alto riesgo de provocar bajas civiles".
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha alertado de la "gravedad de las heridas" provocadas por este tipo de armas y ha señalado que funcionan como "armas incendiarias", prohibidas en zonas urbanas bajo el Derecho Internacional.
El Kremlin rechazó a finales de marzo las acusaciones del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, sobre el presunto uso de bombas de fósforo blanco en el marco de la invasión del país desencadenada el 24 de febrero por orden del presidente ruso, Vladimir Putin. "Rusia nunca ha violado las convenciones internacionales", dijo entonces el portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, que indicó que "los detalles" sobre estos asuntos están en manos del Ministerio de Defensa.