Al final Isabel II tiró de diplomacia en el comunicado en un encuentro de alta tensión: "Hoy mi familia tuvo discusiones muy constructivas sobre el futuro de mi nieto y su familia. Mi familia y yo apoyamos completamente el deseo de Harry y Meghan de crear una nueva vida como familia joven. Si bien hubiéramos preferido que siguieran siendo miembros de la familia real que trabajan a tiempo completo, respetamos y entendemos su deseo de vivir una vida más independiente como familia sin dejar de ser una parte valiosa de mi familia. Harry y Meghan han dejado en claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas. Por lo tanto, se acordó que habrá un período de transición en el que los Sussex pasarán tiempo en Canadá y el Reino Unido. Estos son asuntos complejos que mi familia debe resolver, y aún queda mucho trabajo por hacer, pero he pedido que se tomen decisiones finales en los próximos días".
Una pareja muy distinta a Guillermo y Kate, más clásicos
Meghan y Harry son sin duda la pareja "pop" dentro de los Windsor. Venden como pocos. Ella como una estrella de la televisión y él como uno de los miembros más queridos de la Familia Real, gamberro, espontáneo y jovial. La manera en la que sonríen, en la que posan, en la que se mueven y en la que se miran Enrique y Meghan desde luego no es la propia de una dinastía monárquica centenaria. Ellos mismos son conscientes y lo quisieron subrayar en su comunicado de despedida: "Queremos crear, dijeron, un nuevo papel progresista dentro de la institución".
El contraste con la pareja de sucesores al trono, Guillermo y Catalina, mucho más discretos y tradicionales es obvio. De hecho, el hermano mayor ha dejado claro que no puede proteger más al pequeño al que le advirtió que se tomara su tiempo para casarse. Enrique y Meghan quieren esa libertad, quieren independencia económica y quieren olvidarse de los focos y del acoso de los tabloides.
El problema es que la República Independiente de Sus Vidas, no parece un objetivos fáciles. Primero, seguirán viviendo en una casa pagada con dinero público: tres millones. Y su autonomía financiera dependerá de que sigan bajo los focos ya sea en los trabajos como actriz de Meghan o en los actos de representación de Enrique. En cuanto a la prensa sensacionalista, los tilda ya de "niñatos consentidos" y a partir de ahora fiscalizará mas que nunca todos sus pasos. Así que si lo que querían era menos focos, lo tendrán complicado.
El príncipe Carlos está "herido" por la decisión de Harry y Meghan de renunciar como miembros de la realeza, porque en secreto les ha dado millones para financiar su lujoso estilo de vida y amueblar su hogar de Windsor en una muestra de "amor" por la pareja desde que se casaron hace 20 meses. Carlos estaba desesperado porque fueran felices, con la sombra de Lady Di en la mente, incluso pagó parte de su boda, relatan medios ingleses como el Daily Mail.
La Reina se ha apoyado en gran medida en el apoyo de su esposo, Felipe, que ha vivido en una cabaña cerca de la finca Sandringham desde que se retiró de la vida pública en 2017. Esta vez se ha quedado en la casa principal con la Reina desde que estalló la crisis. Felipe estaba "escupiendo sangre" con ira cuando se enteró el miércoles pasado y gritó a sus ayudantes: "¿A qué demonios están jugando?". Conocida es la personalidad de Felipe. El duque de Edimburgo salió del palacio antes de que comenzara la megacumbre, dejando a su esposa para negociar el acuerdo, pero se dice que está furioso con su nieto y su esposa nacida en California.
Meghan le dijo a Harry que debe alejarse de la familia real solo 20 meses después de casarse con ella, en parte culpando a su hermano mayor: "No está funcionando para mí", le dijo al joven.
La Reina, que quedó 'profundamente herida' por la decisión de su nieto de publicar la declaración sin su conocimiento, dejó en claro a los cortesanos que quería que el problema se resolviera 'en cuestión de días' para evitar mayores daños a la monarquía. Se dice que Su Majestad quiere garantías de que el imperio comercial de Harry y Meghan construido alrededor de su título de Sussex no dañe a la familia real.
Temen también que la pareja puede hablar con Oprah Winfrey y hablar de 'racismo y sexismo' de la familia real, algo que Isabel II escarmentada ya con las entrevistas en prime time no quiere. Lo que más duele a todos es la brecha entre los dos hermanos, tan profunda que parece complicado que se restablezca pronto.