La nueva escalada de violencia en Jerusalén y la Franja de Gaza, que deja más de una treintena de palestinos y al menos seis israelíes muertos por el intercambio de bombardeos y disparos de proyectiles, se enmarca en unas tensiones al alza por la anulación de las elecciones palestinas y las órdenes de desalojo en el barrio de Sheij Jarrá, en Jerusalén Este.
En esta contienda, la más grave de los últimos años, Israel cuenta con el armamento militar más avanzado que se conoce y entre sus armas más importantes se encuentra la llamada ‘Cúpula de Hierro’, un escudo antimisiles que se considera eficaz entre un 85 y un 90 por ciento, pese a ello no ha logrado evitar que haya al menos seis israelíes muertos en estos últimos días.
Hidai Zilberman, portavoz del Ejército israelí, ha asegurado que el sistema antiaéreo 'Cúpula de Hierro' ha interceptado entre el 85 y el 90 por ciento de los proyectiles disparados contra zonas pobladas.
La ‘Cúpula de Hierro’ lleva sirviendo a Israel más de una década, pero fue en 2012 cuando se perfeccionó con el fin de afrontar en mejores condiciones "una gran variedad de amenazas sin precedentes"
El fortalecimiento se traducía en la incorporación "en un corto plazo de tiempo" de una quinta batería para responder a los proyectiles lanzados desde la Franja de Gaza por las milicias palestinas a territorio israelí.
La 'Cúpula de Hierro' utiliza misiles guiados por radar para destruir los cohetes Katyusha procedentes de la Franja de Gaza con un radio de alcance de entre cinco y 70 kilómetros, así como otros proyectiles menores.
La 'Cupula de Hierro' está financiada por Estados Unidos, aliado estratégico de Israel. En 2011 el Capitolio aprobó 205 millones de dólares (160 millones de euros) para la mejora del sistema de defensa aérea.
Las tensiones aumentaron el domingo pasado, cuando las fuerzas israelíes irrumpieron nuevamente en la Explanada de las Mezquitas --lugar conocido como Monte del Templo por los judíos-- y lanzaron gases lacrimógenos incluso en el interior de la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes.
En respuesta, Hamás lanzó varios proyectiles contra Jerusalén y sus alrededores, tras varias advertencias a Israel sobre la represión policial, lo que llevó a Israel a responder con una campaña de bombardeos contra el enclave, a la que las facciones palestinas han respondido incrementando sus disparo de cohetes.
La comunidad internacional ha hecho un llamamiento a la calma, mientras que los países de la región han cargado contra Israel por la represión de las manifestaciones y especialmente por la irrupción de las fuerzas de seguridad en la mezquita de Al Aqsa.