Los próximos retos y la difícil convivencia del nuevo Gobierno italiano

  • Inmigración, fiscalidad y la reforma institucional serán claves para que el gobierno de Conte dure hasta el 2023

Pasada la una de la madrugada, el 27 de agosto salían en sendos coches del Palacio Chigi el líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E), Luigi Di Maio, y su homólogo en el Partido Democrático (PD), Luigi Zingaretti. Horas antes, el pacto parecía encarrilado. Se habían encerrado en la sede de la Presidencia del Gobierno para cerrarlo. Pero en ambas fotos Di Maio y Zingaretti simulaban un esbozo de sonrisa forzado. La reunión no había ido bien y todo estaba a punto de saltar por los aires.

Después hubo muchos más amagos de ruptura, pero finalmente pesó más el cálculo electoral ante unos comicios que hubieran dejado a ambos partidos en la irrelevancia, la oportunidad de oro para arrinconar al ultraderechista Matteo Salvini, las presiones de todo el aparato institucional para devolver a Italia a la estabilidad política y el deseo de la UE por recuperar a un socio que se había salido del redil tras 14 meses de populismo nacionalista. Todo esto fue suficiente para que, en apenas 20 días, el M5E y el PD pasaran de enemigos íntimos a socios de Gobierno. Su convivencia no será fácil.

Inmigración

En este aspecto ambos partidos ya han dejado entrever sus diferencias. El líder del PD, Luigi Zingaretti, manifestó que en caso de que una ONG esté a la espera de entrar en puerto con migrantes rescatados, “debe atracar sin ningún tipo de condiciones”. Mientras, en el M5E callan. Ya sin Salvini en el Ministerio del Interior, durante días el barco ‘Ocean Viking’ de las ONG SOS Méditerranée y Médicos Sin fronteras ha visto cómo el nuevo Ejecutivo italiano seguía la misma política que el anterior, aunque finalmente el pasado sábado los migrantes rescatados por este barco llegaron a Lampedusa después de que Italia lograra un acuerdo con otros países para su reubicación.

El primer ministro, Giuseppe Conte, señaló que el Gobierno modificará los decretos migratorios impulsados por Salvini, en línea con las recomendaciones que hizo el presidente de la República, Sergio Mattarella, en el momento de su ratificación. Esto se traduce en que las multas a las ONG -de hasta un millón de euros- se consideran exageradas y en que se preservará la obligación de atender emergencias en el mar. Sin embargo, no hay una indicación clara para abrir los puertos. Y, además, no se espera un cambio normativo hasta dentro de unos meses.

En inmigración, la línea mayoritaria del M5E siempre ha sido muy dura en política migratoria, mientras que en el PD buscan una mayor apertura

Expertos como Annalisa Camilli, periodista especializada en migraciones que acaba de publicar el libro ‘La ley del mar’, consideran que Roma está ganando tiempo. “El Gobierno juega la baza europea, por lo que Italia y Malta abrirán sus puertos siempre y cuando haya previamente un acuerdo de reubicación con otros países. De esta forma, Conte podrá presentarlo a los ciudadanos como una reforma del Tratado de Dublín (que establece que los migrantes deben permanecer en el primer país en el que han pisado tierra)”, señala.

Alemania y Francia parecen dispuestos a aceptar este cambio. La cita fundamental será la reunión de los ministros del Interior de la UE del próximo 23 de septiembre. Roma mandará allí a Lucia Lamorgese, la sustituta de Salvini al frente de la cartera. Se trata de una experta con décadas de experiencia en el Ministerio, discreta en la comunicación, más flexible en cuanto a la acogida, pero firme en el cumplimiento de las leyes vigentes. La línea mayoritaria del M5E siempre ha sido muy dura en política migratoria; mientras que en el PD buscan una mayor apertura, aunque son esclavos de sus actos, pues la guerra fría con las ONG y la dejación de la responsabilidad del salvamento en favor de Libia ya empezó con su anterior Gobierno.

Economía

También aquí pueden surgir los primeros roces, pues uno de los asuntos más urgentes será aprobar unos presupuestos que estarán estrechamente vigilados por la UE, después de que el año pasado Roma se salvara en el último minuto de ser sancionada por la Comisión Europea por déficit excesivo. Ante los nubarrones económicos que asoman, Italia pedirá una mayor flexibilidad a la UE en materia de déficit. Algo que ya exigió el gabinete del M5E y la Liga, aunque sin ofrecer diálogo en Bruselas. Ahora será más fácil con la nueva senda europeísta y la reciente designación de Paolo Gentiloni como comisario de Economía.

Italia pedirá una mayor flexibilidad a la UE en materia de déficit

En un encuentro con un grupo de corresponsales, el senador del PD Andrea Marcucci sostiene que “hay que trabajar con una perspectiva de déficit estable a largo plazo y de crecimiento en el corto. No puede haber una discusión basada en el choque, porque todos hemos perdido”.

Cada año Italia se ve en la necesidad de ahorrar unos 23.000 millones de euros para impedir la subida automática del IVA, en una medida acordada con la UE durante la crisis de deuda del 2011. Se mantendrá la renta básica de ciudadanía y la rebaja de la edad de jubilación, aprobadas por el anterior Gobierno. Sin embargo, la tasa fiscal fija impulsada por Salvini nunca verá la luz. Además, Conte anunció un descenso de la presión fiscal para los trabajadores y la aprobación de un salario mínimo, que actualmente no existe en Italia.

Otro campo en el pueden existir fricciones es en las infraestructuras. Dentro de unos días, la aerolínea Alitaia deberá afrontar un nuevo rescate público, con una fuerte inversión de la compañía estatal Ferrovie dello Stato. El plan fue impulsado por el M5E y el PD lo rechazó. También el Cinco Estrellas prometió revocar la concesión de las autopistas a la familia Benetton, tras el derrumbamiento en 2018 del puente Morandi en Génova, aunque ese dossier parece haberse guardado en el cajón ante la negativa de sus socios. Por último, el PD es partidario de terminar las obras del tren de alta velocidad entre Turín y Lyon, a diferencia del M5E. Sin embargo, esta medida ya pasó la aprobación del Parlamento, por lo que no parece que los ‘grillinos’ vayan a levantar más polvareda.

Reforma institucional

Una de las prioridades del M5E es reducir el número de parlamentarios a casi la mitad. El PD se oponía en un principio, aunque en los últimos días se ha llegado a un acuerdo. La votación definitiva se espera para el próximo octubre. Este cambio llevará aparejada una reforma de la ley electoral para que el sistema sea aún más proporcional. El Ejecutivo de Matteo Renzi (PD) ya impulsó una reforma constitucional de este tipo, aunque con una ley electoral mayoritaria, que fue rechazada en referéndum por los italianos. El senador Marcucci señala ahora que “con un Parlamento reducido debe haber mayor proporcionalidad”. Sin embargo, el objetivo parece complicar el escenario a Salvini, que encabeza todas las proyecciones de voto. Precisamente el líder de la Liga propone una ley para que gobierne la primera fuerza política.

El jefe del Estado juega un papel fundamental en Italia como garante de las instituciones ante la debilidad de los gobiernos

Todo este complejo cambio en la maquinaria se alargará en el tiempo, lo que puede prolongar la legislatura, que termina de forma natural en 2023. Además, un año antes hay una fecha crucial: la elección del próximo presidente de la República. El jefe del Estado juega un papel fundamental en Italia como garante de las instituciones ante la debilidad de los gobiernos y dejar esta elección en manos de una mayoría comandada por Salvini hubiera supuesto un terremoto. “Pese a todas las diferencias entre M5E y PD, esta cita puede ser determinante para que se mantengan unidos al menos hasta entonces”, señala Emiliana De Blasio, politóloga de la Universidad Luiss. Sin embargo, desde 1948 sólo seis gobiernos han durado más de dos años en Italia.

Cálculos electorales

Según una encuesta realizada por Ipsos para Il Corriere della Sera, el nuevo gabinete de Conte cuenta con un 41% de popularidad. Un nivel que sólo ha estado por debajo en los últimos años cuando Gentiloni se hizo cargo del Ejecutivo tras la dimisión de Renzi en 2016. Salvini, ahora en la oposición, es consciente de ello y ya se ha lanzado a una campaña de desgaste de manifestaciones, como la que protagonizó este domingo junto a la cúpula de la Liga, y de bronca parlamentaria, escenificada en una sesión de investidura muy bronca.

“Salvini está atravesando una crisis importante tras haber provocado su propia caída. Su prueba estará en las próximas elecciones regionales”, asegura Emiliana De Blasio. En los comicios que se celebrarán en distintas regiones de aquí a la próxima primavera, la Liga se presentará de nuevo junto a un bloque de derechas con el que pretende recuperar el poder.

Otro de los aspectos fundamentales será el papel de Matteo Renzi, quien discrepa con la dirección del PD, pero sigue teniendo el apoyo de la mayoría de sus actuales diputados. En su ansiada ambición de convertirse en el Macron italiano, tanto en su partido como en el M5E temen que en cualquier momento pueda arrastrar a los suyos y dejar caer el Gobierno para iniciar una nueva aventura política en solitario. . De hecho, Renzi ya ha dado los primeros pasos para la creación de esta formación centrista.

“Lo más peligroso es que se ha dejado todo el campo de la oposición al populismo de derechas. Sin embargo, la clave para el Gobierno estará en su modo de comunicar. Si consigue explicar bien sus objetivos, que no deberían ser demasiado ambiciosos, el M5E y el PD tienen la oportunidad de durar”, agrega De Blasio. El discurso de investidura de Conte estuvo marcado por un plan de reformas y por la insistencia en que los ministros dejen atrás la propaganda y utilicen un “lenguaje suave”.