La estricta cuarentena que impone el Reino Unido a los viajeros que entran en su territorio impide que una profesora de Dubái pueda dar el último adiós al cuerpo de su madre después de viajar expresamente para despedirse y recibir la noticia de su fallecimiento por un tumor cerebral pocos minutos después de aterrizar en suelo británico.
Mary Garvey, una mujer de 35 años que ejerce como profesora en la capital de Emiratos Árabes Unidos, no podrá ver el cuerpo de su madre antes de su entierro por tener que permanecer de forma obligatoria en un hotel cumplimiento con las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias inglesas.
Pese a las súplicas de la mujer, las autoridades han sido tajantes. Sólo se le permitirá acudir al funeral haciendo uso de un permiso extraordinario de 18 horas pero Garvey no podrá cumplir su deseo de ver el cuerpo de su madre una última vez.
La mujer no tuvo apenas tiempo para preparar una pequeña maleta, hacerse la PCR pertinente, comprar un billete y dirigirse al aeropuerto tras conocer que su madre, enferma de un tumor cerebral, estaba en sus últimas horas de vida. Por desgracia, y tal y como publica el Daily Mail, Garvey no pudo despedirse de su madre. A los pocos minutos de aterrizar en Birmingham, recibía la trágica noticia: su madre había fallecido.
La mujer hizo una petición urgente a las autoridades para que, al menos, la dejaran ver el cuerpo de su madre una última vez. La respuesta recibida fue tajante y devastadora para ella. La única opción que tiene ahora Garvey es acudir al funeral utilizando un permiso de 18 horas por el que podrá abandonar el hotel en el que permanece guardando la cuarentena obligatoria.
Garvey dice estar muy enfadada y decepcionada con la atención recibida por parte del Gobierno y ahora pide que, al menos, se le permita pasar el resto de la cuarentena junto a su familia para pasar el duelo en compañía de sus seres queridos.
Desde el pasado 15 de febrero, Reino Unido obliga a todo el que entre en el país a pasar una cuarentena obligatoria en hoteles específicos destinados para la recepción de viajeros. Además, los costes de la estancia que pueden superar los 1.993 euros por persona tienen que ser sufragados de manera íntegra por los viajeros sin que el Gobierno se haga cargo de los gastos.
Con estas medidas, el ejecutivo británico pretende impedir la entrada de nuevos casos importados de coronavirus en un país que, pese a encontrarse en una posición avanzada en el proceso de inmunización con las vacunas, todavía sufre los efectos de la pandemia.