William Wallace, un hombre de 39 años de California, Estados Unidos, ha sido declarado culpable de asesinato en segundo grado y sentenciado a cadena perpetua por haber asesinado a su mujer y después haber apoyado su cuerpo en un sofá y obligado a sus hijos a abrir los regalos de Navidad enfrente de ella.
Los hechos ocurrieron el pasado año 2011. En algún momento entre el 24 y el 25 de diciembre, Wallace "usó un golpe contundente en la cabeza" de su mujer, Za'Zell Preston, de 26 años, para dejarla inconsciente, lo que le produjo la muerte.
Las hijas de Preston, de 3 y 8 años de una relación anterior, estaban en el apartamento de la familia, así como el hijo de 7 semanas que tenía con Wallace, como recoge NYPost.
La mañana de Navidad, el agresor colocó el cuerpo de Preston en el sofá y le puso unas gafas oscuras, para que sus hijos no notaran que algo le pasaba a su madre mientras abrían sus regalaos de Navidad frente a ella. Los fiscales aseguraron que Wallace llegó a decir a los niños: "Mamá se ha emborrachado y ha arruinado la Navidad".
Durante el juicio que se ha celebrado, la fiscal adjunta de distrito, Heather Brown, ha asegurado que la mujer era víctima de un historial de abuso doméstico a manos de Wallace. El hombre ya había estado previamente en la cárcel por golpear a Preston.
Según informó el Registro del Condado de Orange, "había estado amenazando con matarla durante tres años, y en Navidad, cumplió con esas amenazas".
La hija mayor, que ahora tiene 17 años, testificó en el juicio y aseguró que Wallace y Preston discutieron la noche del crimen, cuando regresaron de una fiesta. La joven confirmó que el hombre lanzó a su madre contra una mesa de vidrio.
"Después de que ella fue al baño, y creo que había fallecido, él simplemente la llevó al dormitorio y la acostó a dormir mientras estaba fallecida. Eso es lo que recuerdo porque tenía frío", narró la menor.
Las autoridades han confirmado que Wallace no llamó al 911 después de que la mujer se había quedado inconsciente tras el fuerte golpe. La mañana siguiente, arrastró el cuerpo al salón y lo apoyó en el sofá para que sus hijas abrieran los regalos delante de ella.
Por todo ello, los miembros del jurado le han declarado culpable de un delito de asesinato en segundo grado, por el que ha sido sentenciado a cadena perpetua.