La inestabilidad en la casa real británica continúa. El príncipe Harry ya ha hablado con su hermano Guillermo y con su padre, el príncipe Carlos, después de su demoledora entrevista junto con su mujer Meghan Markle.
Así lo ha confirmado una amiga de la duquesa de Sussex, Gayle King, a la cadena CBS. A pesar del acercamiento, parece que las tensiones continúan, pues esas conversaciones no llegaron a ningún punto, "no fueron productivas", según confiesa la amiga y como recoge Daily Mail.
Al parecer, los duques de Sussex están ansiosos por que la casa real ponga fin a todas las falsas noticias que se han vertido sobre ellos y que den la cara y les apoyen por el mal trato recibido, que "definitivamente tiene un sesgo racial".
Esta revelación de una conversación entre la familia real se produce justo el mismo día que el abuelo de Harry, el príncipe Felipe, recibió el alta médica y abandonó el hospital privado King Edward VII, en el centro de Londres, tras haber permanecido ingresado durante veintiocho días.
Según pudo constatar una periodista de Efe en el lugar, el duque de Edimburgo, de 99 años, abandonó en un coche privado -un BMW negro- el centro hospitalario, después de que decenas de agentes de Policía bloqueasen las calles adyacentes para preparar la salida del convoy en el que viaja el consorte de la reina.
El príncipe Felipe fue hospitalizado el pasado 16 de febrero para tratarse por una infección y dos semanas más tarde fue trasladado al centro médico de St Bartholomew, también en la capital británica, donde permaneció varios días para ser operado con éxito de un problema cardíaco.
El duque y la monarca, de 94 años, han pasado la parte más reciente del confinamiento en este país en su residencia en el castillo de Windsor con un reducido grupo de empleados, conocidos como la "Burbuja" de Su Majestad.
Antes de mantener la conversación con su hermano, el príncipe Guillermo se pronunció sobre las declaraciones, asegurando que la familia real británica "no es racista".
"No somos una familia racista", aseveraba el duque de Cambridge, en declaraciones a los medios. De forma paralela, en ese momento ya aseguraba que planeaba hablar con Enrique.
Entre otros temas, Enrique y Meghan Markle abordaron el racismo, la salud mental y el tratamiento que les han dado los medios de comunicación y otros miembros de la familia real británica.
Una de las revelaciones más impactantes de la entrevista fueron las conversaciones sobre supuestas "preocupaciones" por el color de la piel del hijo de los duques, Archie, puesto que Markle es birracial. Winfrey matizó horas más tarde que ni la reina Isabel II ni su marido, el príncipe Felipe, hablaron nunca con la pareja sobre el color de la piel del bebé.
La Casa Real británica se declaró "preocupada" por las acusaciones de racismo vertidas en la entrevista y subrayó que las aseveraciones tenían que tomarse "muy en serio", asegurando que la familia las abordaría "de forma privada". El Palacio de Buckingham afirmó, en un comunicado, haberse "entristecido" al conocer los desafíos a los que se enfrentaron los duques de Sussex durante su tiempo en Reino Unido.