La pandemia del coronavirus continúa causando estragos en la mayor parte del mundo mientras las nuevas variantes surgidas, como la británica, la sudafricana o la brasileña, se abren paso en los distintos países multiplicando los contagios. En total, ya son casi 103 millones de casos y más de 2,2 millones de muertes registradas en todo el planeta, según datos de la OMS. Sin embargo, y contra la inercia que está marcando la covid-19, algunos países, –aunque constituyan la minoría–, sí están respondiendo con notable acierto ante la crisis sanitaria y los desafíos que plantea la pandemia. Uno de los ejemplos más recientes de ello es Australia, y la prueba más tangible, más visual y más explícita de que verdaderamente es así son las imágenes que nos dejó el evento de tenis en el Memorial Drive Tennis Club en Adelaide (Australia del Sur).
Sin mascarilla, sin distancias, sin geles hidroalcohólicos y congregados en una multitud que reunía a más de 4.000 personas dibujando un escenario que sin duda hoy nos podría parecer de otro tiempo, en el lugar la pandemia parecía haber quedado casi relegada a un segundo plano.
Las imágenes, impactantes al devolvernos a la memoria lo que solía ser la tan ansiada normalidad en que vivíamos, han dado la vuelta al mundo y son anheladas desde aquellos países en los que, como España, –que este martes ha marcado un nuevo y aciago récord de muertes desde la primera ola, con 724 decesos más–, se suceden las restricciones para intentar poner freno al avance imparable del virus.
¿Cómo es posible que Australia pueda hacer este tipo de eventos de esta forma? ¿Qué han hecho en la lucha contra la pandemia para recobrar imágenes propias de la normalidad? ¿Qué podemos copiar?
La primera respuesta a estas cuestiones la evidenciaba el ministro de salud australiano, Greg Hunt, con una simple frase a través de Twitter: “Hoy, Australia suma 14 días consecutivos sin ningún caso local. La última vez que Australia estuvo 14 días consecutivos sin transmisión comunitaria fue entre el 16 de febrero y el 29 de febrero de 2020”, escribió el pasado domingo, día 31 de enero. Con esto, lo que viene a explicar es que el país está en unas condiciones muy buenas en lo que se refiere a la evolución epidemiológica. Australia ha conseguido controlar la transmisión del virus, llegando a una incidencia bajísima. Tanto es así que, tal como refieren las estadísticas del Gobierno australiano, tan solo hay 54 casos activos en toda la nación.
Más allá, si hay un dato que puede dar cuenta con la mayor fiabilidad de cuál es la situación en el país es el de los pacientes que se encuentran hospitalizados por covid, porque actualmente, según el último informe, tan solo son un total de 9; un dato que contrasta significativamente con los 31.118 que tenemos hospitalizados en España.
La cuestión es, ¿qué han podido hacer para favorecer que la transmisión esté tan controlada? La respuesta, necesariamente, engloba un conjunto de factores. Muchos de ellos son tangibles y han demostrado su eficiencia; otros, sin embargo, no resultan tan sencillos de analizar.
Entre aquellos que los distintos expertos no dudan en señalar como favorables se encuentran al menos tres que son vistos como fundamentales: el seguimiento y aislamiento estricto de los casos y sus contactos; la imposición de férreas cuarentenas; y el control exhaustivo de las fronteras.
Cero concesiones frente al coronavirus. La política de Australia, desde el primer instante, ha sido la de la imposición de confinamientos firmes ante el más mínimo brote. Prueba de ello es el caso de Australia Occidental, donde las autoridades han declarado cinco días de confinamiento en las zonas de Perth, Peel y del Suroeste después de que se detectase el primer contagio local en 10 meses.
Las cuarentenas han sido innegociables en un país que desde el pasado marzo de 2020 mantiene sus fronteras cerradas a los viajeros internacionales, salvo contadas excepciones (ciudadanos, residentes, familiares, y diplomáticos). Además, todo aquel que entre al país tiene que acceder tras someterse a una prueba PCR 72 horas antes del vuelo, como mucho, y con resultado negativo. Y no solo eso, porque debe permanecer 14 días en cuarentena, aun con la confirmación del negativo en covid. Solo se añade a la excepción, desde este domingo, Nueva Zelanda, después de que Australia haya dado luz verde al retorno de los vuelos sin cuarentena tras haberlo detenido unilateralmente el pasado lunes ante un posible caso de coronavirus de transmisión comunitaria en el país vecino.
A todo ello se suma la vigilancia epidemiológica y los esfuerzos en la capacidad de detección: de acuerdo al último balance, Australia, que suma 28.824 casos y 909 muertes desde el inicio de la pandemia, ha realizado 36.352 test de coronavirus en las últimas 24 horas. Tan solo se ha detectado 1 caso local en los últimos 7 días; ninguno desde el informe previo.
Además, por último, cabe mencionar el posible efecto de sus características geográficas, –que lo conforman como un territorio aislado per se y de gran extensión–, así como sus características demográficas, muy significativas al hablar de la transmisión del SARS-CoV-2. Mientras en España se estima aproximadamente una población de 47,3 millones y una densidad de 93,55 habitantes por kilómetro cuadrado, en Australia se estiman 25,6 millones y 3,2 habitantes por kilómetro cuadrado.