La activista saharaui Sultana Khaya celebra el alivio de las medidas de arresto domiciliario, situación en la que llevaba casi cien días. Símbolo de la lucha contra la ocupación marroquí, Sultana había denunciado agresiones por parte de agentes. Tras la presión en los últimos días de organizaciones de Derechos Humanos y denuncias de la prensa, el gobierno marroquí ha atenuado las condiciones de su arresto.
Las represiones contra la población civil saharaui que vive en los territorios ocupados del Sáhara Occidental han aumentado desde que el Frente Polisario declarara el estado de guerra, tras saltarse Marruecos el alto el fuego en el paso de Guerguerat, una zona desmilitarizada
Pero Sultana no es la única activista saharaui hostigada por el Gobierno marroquí. El Ghalia Djimi, activista saharaui que permaneció desparecida durante cuatro años, denuncia la situación en la que viven los saharauis en las ciudades ocupadas. La madre del preso político Mohamed Lamin Haddi, teme por su vida y pide a las organizaciones de derechos humanos que acudan a visitarle, ya que a ella no le está permitido hacerlo. Su hijo lleva 39 días en huelga de hambre, y su salud es muy delicada. Las muestras de apoyo a Haddi y su familia son numerosas, su propia madre realizó una huelga de hambre de 48 horas en solidaridad con su hijo. Fuentes saharauis cifran en cerca de 40 los presos políticos en cárceles marroquíes.
Las revueltas son una constante en el Sáhara Occidental ocupado, donde la población saharaui lucha porque se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas y se celebre el referéndum de autodeterminación, para que libremente puedan decidir su destino, marcado hasta ahora por el abandono de lo que fue colonia española en 1975, que derivó de facto en la ocupación marroquí.