El caso de George Floyd ha reabierto otras heridas. La madre del afroamericano Derrick Scott, muerto tras una intervención policial en Oklahoma City en la que se le ve y oye gritando que “no podía respirar”, pide ahora que se reabra el caso de su hijo y se procese a los oficiales involucrados por asesinato.
Scott, de 42 años, murió el 20 de mayo del año pasado, una hora después de la detención en un hospital por un pulmón colapsado según recogió la autopsia.
En su caso, el fiscal de distrito del Condado Oklahoma, eximió de responsabilidad a los agentes que intervinieron en el arresto de Scott aunque en el vídeo de la detención se le ve esposado y se le escucha gritar que no puede respirar, mientras pide ayuda.
Este vídeo de la intervención, que fue grabado por las cámaras corporales de los agentes, ha sido divulgado esta semana tras la petición del grupo 'Black Lives Matters' en vista de las comparaciones entre el caso de Derryck Scott y el de George Floyd, quien murió a manos del oficial blanco Derek Chauvin después de que este le aplastara el cuello durante casi nueve minutos con su rodilla.
En el vídeo, se puede escuchar a Scott gritar que no puede respirar y a un oficial responderle un “no me importa”. Minutos después, otro de los oficiales le contesta: “Tú puedes respirar bien”.
En este caso, el fiscal responsable del caso concluyó que los agentes procedieron correctamente tras revisar el video del arresto. Afirmó además, en este sentido, que no vio nada inapropiado y que tampoco existía evidencia de mala conducta por parte de los oficiales. “Ellos hicieron exactamente lo que debieron haber hecho de acuerdo con las circunstancias”, añadió.
Sin embargo, la madre de Scott, Vickey Scott, no coincide con las conclusiones oficiales. Ella piensa que el arresto fue una de las cosas más inhumanas que ha visto. "No hicieron nada por él. Lo trataron como si fuera un animal. Él trataba de recuperar el aliento, de respirar y ellos lo ignoraron todo el tiempo, como si no fuera una persona", apunta.
La persecución contra Scott comenzó tras una llamada a emergencia en la que se alertaba de un hombre armado que discutía con otra persona en un aparcamiento.