Dos periodistas españoles y otro irlandés que habían sido secuestrados este lunes tras sufrir un ataque en el este de Burkina Faso han sido asesinados, según informa agencia la agencia Reuters, que cita fuentes de seguridad de Burkina Faso, un desenlace que también ha confirmado la agencia AFP. Los tres reporteros habrían sido asesinados a manos de terroristas locales. El suceso ocurrió en la zona de Pama, donde individuos armados emboscaron a una patrulla de efectivos burkineses contra la caza furtiva, en la que iban empotrados los periodistas. Según las informaciones recogidas por la emisora Radio France Internationale, los tres periodistas trabajaban para una ONG que vela por la protección de la fauna.
Los dos periodistas españoles asesinados son el periodista David Beriáin y su cámara Roberto Fraile. La ministra quiso ser prudente a la hora de revelar más detalles, a la espera de una última confirmación por parte de uno de los familiares, pero todo parece indicar que fueron víctimas de un ataque en el sureste del país.
Los periodistas se encontraban trabajando en un reportaje sobre la fauna de la zona cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores perdió el contacto con el grupo donde los dos se encontraban. Las últimas noticias sobre ellos se conocieron a las tres y media de la tarde del pasado lunes.
Los secuestradores están escondidos en un bosque de la zona, repleta de vida salvaje que atrae a los cazadores, según la misma fuente, que no dio más detalles. Según medios locales, que citan a fuentes de seguridad, el suceso se saldó también con tres heridos y la desaparición de un miembro de las fuerzas del orden burkinesas. Aunque se desconoce, de momento, la autoría de este acto violento, Burkina Faso sufre ataques yihadistas desde abril de 2015, cuando miembros de un grupo afiliado a Al Qaeda secuestraron a un guardia de seguridad rumano en una mina de manganeso en Tambao, en el norte del país, que aún sigue desaparecido.
La región más afectada por la inseguridad es la del Sahel, situada en el norte y que comparte frontera con Mali y Níger, aunque la inseguridad se ha ido expandiendo a provincias limítrofes, y desde el verano de 2018 afecta también al este del país.
Los actos terroristas se atribuyen con frecuencia al grupo local burkinés Ansarul Islam, a la coalición yihadista del Sahel Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GSIM) y al Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), que atacan también en Mali y Níger. Como consecuencia de la violencia, Burkina Faso sufre la crisis de desplazados que más rápidamente crece en el mundo, con más de un millón de personas fuera de sus hogares (más de uno por cada 20 habitantes).