La invasión rusa cumple este lunes 19 días y la cifra de refugiados ya asciende a 2,8 millones de personas. La mayoría de ellos llega a Polonia, Rumanía o Moldavia. Allí, hay quien consigue sacar una sonrisa a los pequeños que llegan con sus madres. Un grupo de payasos terapéuticos intentan levantar el ánimo en las fronteras de Ucrania y ofrecen a los niños y niñas un poco de alegría en medio del drama de la guerra.
Los niños ríen, y porque ríen en tiempos de guerra merece la pena detenerse a escucharlos y descubrir quiénes lo hacen posible. Slinky, Buzz y Shemezz, son payasos de la ONG 'Dream Doctors Project' y tienen sus propias armas para combatir la tristeza de los niños.
Los reciben en la frontera cargados de chupa chups, globos y humor, como muestran unas imágenes grabadas en la localidad de Palanca, en Moldavia. Una receta infalible para olvidar por un instante lo que dejan atrás.
Misha, con 10 años, llegó solo a Moldavia en busca de su hermana. Sin su familia. Suerte que un ser de nariz colorada le esperaba con la mejor medicina para el alma. Risas que curan, que inflan de amor los autobuses y centros de refugiados. Tanto, que dan ganas de 'casarse' con ellos, y es que si logran arrancar una carcajada su misión está más que cumplida.