Alrededor de 2.600.000 refugiados ucranianos han podido salir ya del país. En su mayoría son mujeres y niños de corta edad. Aproximadamente, la mitad de ellos lo han hecho atravesando la frontera de Polonia que sigue convertida en un gigantesco escenario de solidaridad.
Trasiego incesante de desplazados en Polonia. Caras de tristeza y preocupación, y alguna sonrisa como la que los voluntarios logran dibujar en el rostro de los más pequeños. Un millón y medio de personas han huido hasta ahora por la frontera polaca.
"He tardado tres días en llegar. Bombas, misiles, la situación en Ucrania es muy peligrosa", asegura Olga, que lo ha perdido todo. Lo único que le queda, dice, cabe en su maleta de cinco kilos. En este campamento todos encuentran la solidaridad de un voluntariado que en buena parte ha llegado por su cuenta para llevar a gente a otros países, muchos españoles.
Comida, medicinas, y hasta sillas para bebés llegan desde Barcelona gracias a una campaña de microdonaciones. Desde hace nueve días Jesús es una de las personas que coordinan a todos los voluntarios que trabajan con una gran motivación para hacer más llevadero el éxodo de las víctimas ucranianas.