La pandemia del coronavirus, imparable, continúa causando estragos a todos los niveles. Ya son más de 93,6 millones los contagios que ha provocado, y más de 2 millones de muertes en todo el mundo desde el inicio de la pandemia, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Sus efectos, dramáticos, impactan también de lleno en el ámbito económico, dejando contra las cuerdas sectores básicos como la hostelería o el turismo.
Mientras la comunidad científica trabaja contrarreloj para desarrollar fórmulas con las que poder frenar al SARS-CoV-2, y mientras los sanitarios siguen combatiendo en primera línea los efectos de la enfermedad, así como intentan acelerar las campañas de vacunación, en la Unión Europea trabajan también para evitar que la economía siga cayendo en picado. En concreto, entre las medidas que se contemplan surge el denominado ‘pasaporte de vacunación’, una iniciativa que pretende ayudar a reactivar sectores como el turismo y que básicamente consiste en que cada uno pueda demostrar que se ha inoculado una vacuna contra la covid-19.
Entre los Estados miembros la propuesta se contempla con diversidad de opinión, aunque los más dependientes del turismo no dudan en verlo con buenos ojos. España lo apoya: "Es una buena noticia como muestra del compromiso multilateral. Podría contribuir a restaurar la movilidad a nivel europeo", ha dicho la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, en el marco de la reunión del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo (OMT), celebrada en el Palacio de El Pardo de Madrid con la presencia de Felipe VI.
"Llegar a la inmunidad es un hito clave para generar confianza para viajar", ha subrayado, explicando que se está trabajando de manera intensa en el seno de la UE, de la OMT y otros organismos multilaterales para que haya una movilidad segura.
Por eso, defiende un "marco común predecible" con el que dar confianza a los turistas y "evitar medidas indiscriminadas, como cuarentenas o restricciones de viaje".
Sin embargo, precisamente algunos países de la propia UE muestran recelo ante esta propuesta que llega desde el Gobierno griego y que será debatida en la cumbre telemática de este jueves. Naciones como Francia se muestran reticentes a poner en marcha el pasaporte de vacunación por la discriminación que pueda generar entre los ciudadanos inmunizados y los que no lo están; unos argumentos que recuerdan a la división por la polémica ‘cartilla covid’ que Isabel Díaz Ayuso proponía en Madrid cuando ni siquiera había vacunas.
Para que la UE, de llegar a un acuerdo, pueda ver satisfecha la aplicación del pasaporte de vacunación, destinado a certificar de forma inequívoca que uno ha sido vacunado, se precisa el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud, tal como expuso Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien considera la iniciativa como “una buena idea”. Sin embargo, la OMS, precisamente, no lo ve con buenos ojos.
Concretamente, argumentan que “todavía se desconocen las repercusiones de las vacunas en la reducción de la transmisión”, pidiendo a los países que estar vacunado o no estarlo no se convierta en un requisito o una “condición de entrada” en una región.
Más allá, alertan: “estar vacunado no debería eximir a los viajeros internacionales de cumplir otras medidas de reducción de riesgo de los viajes”.
Pese a que se están poniendo todos los esfuerzos por avanzar y acelerar las campañas de vacunación, fundamentales en la lucha contra la pandemia, aún queda mucho campo de análisis e investigación por delante. Por eso, la OMS recela.
"En estos momentos, pedimos que no se introduzcan requisitos de prueba de vacunación o inmunidad para los viajes internacionales como condición de entrada, ya que todavía existen importantes incógnitas en cuanto a la eficacia de la vacunación para reducir la transmisión y la limitada disponibilidad de vacunas. Estar vacunado no debería eximir a los viajeros internacionales de cumplir otras medidas de reducción del riesgo de los viajes", ha respondido, literalmente, el Comité de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en su lugar pide a los distintos países aplicar medidas "coordinadas y basadas en pruebas científicas" para viajar con seguridad.