En la mayor parte del mundo occidental diciembre es sinónimo de Navidad, una época de compartir en familia, agradecer el año que termina y comenzar a fijar las metas para el siguiente. Sin embargo, en algunos países del mundo esta época no se celebra para nada, es más, ni siquiera existe.
Hay lugares donde no sólo la celebración de la Navidad es minoritaria, sino que directamente está prohibida y celebrarla de manera pública, e incluso privada en algunos casos, puede llevarte a la cárcel, o algo peor, llevarte a perder la vida. Este es el caso de estos cinco países, recopilados por 'Infobae', que han probado a través de los años ser lugares muy hostiles para los cristianos y el espíritu navideño.
El país dirigido por la dinastía de los Kim es uno de los lugares del mundo más hostiles para el espíritu navideño, por lo que no es sorpresa que más de un medio estadounidense haya bautizado a Kim Jong Un, el actual dictador norcoreano, como “el Grinch que robó la Navidad”. Es tal el aislamiento de esta parte del mundo que la gran mayoría de las personas no han escuchado siquiera de Jesús, mucho menos de la celebración de la Navidad.
La Navidad no se ha celebrado abiertamente en Corea del Norte desde que la dinastía Kim comenzó a tomar medidas enérgicas contra las libertades religiosas en 1948 y aunque la constitución norcoreana técnicamente permite la libertad de religión a todos sus ciudadanos, cualquier práctica religiosa o ceremonia festiva espiritual por parte de un individuo o grupo de personas corre el riesgo de encarcelamiento o de sanciones más drásticas.
Según la CIA, las actividades religiosas autónomas son ahora “casi inexistentes” en Corea del Norte, y los grupos religiosos patrocinados por el gobierno existen sólo para “proporcionar la ilusión de libertad religiosa”.
Somalia es una nación ubicada en el extremo oriental de África cuya población es fundamentalmente musulmana. Por años sus conflictos internos la han hecho un país socialmente inestable, forzando a muchos de sus habitantes a escapar a otros lugares de África, Asía y Europa. Esto ha hecho que al país entren tradiciones occidentales, pues cuando estas familias vuelven, traen consigo costumbres que aprendieron en los lugares donde estaban refugiados.
Esta occidentalización es algo indeseable para las autoridades somalíes, quienes adoptaron la Sharia (ley musulmana) en 2009 como religión del Estado y en 2015 determinaron que cualquier celebración o evento por fuera de esta estaba prohibido en el país.
“Todos los eventos relacionados con las celebraciones de Navidad y Año Nuevo son contrarios a la cultura islámica, lo que podría dañar la fe de la comunidad musulmana”, dijo Mohamed Khayrow, jeque de Somalia, en 2015.
Esta pequeña nación ubicada en la Isla de Borneo, es famosa por sus playas, la diversidad de su bosque pluvial, la imponente mezquita de Jame’Asr Hassanil ubicada en su capital, con sus 29 cúpulas doradas y el enorme palacio Istana Nurul Iman, residencia del sultán. Pero también por ser un lugar hostil para los cristianos.
Desde 2014, las autoridades del Estado han impuesto una prohibición contra la Navidad que castiga hasta con cinco años de prisión a las personas que celebren la festividad cristiana en el territorio de Brunéi. “Usar símbolos religiosos como cruces, encender velas, poner árboles de Navidad, cantar pistas religiosas, enviar felicitaciones navideñas está en contra de la fe islámica”, precisaron los gobernantes, en 2015, citados por la cadena ‘Aljazeera’.
Otro país musulmán que tiene estrictas normas sobre la Navidad es Tayikistán, ubicado en Asia central y limítrofe con Afganistán, Uzbekistán, Kirguistán y China. Tiene una población estimada de 8 millones de habitantes, la gran mayoría de ellos de credo musulmán.
Pese a que su gobierno se define como “laico”, la verdad es que desde su separación de la Unión Soviética en 1991 el país ha estado dirigido por Emomali Rahmon, un autoritario líder musulmán que se ha reelegido en 1999, 2006, 2013 y la última en 2020.Rahmon ha prohibido en el país todas las festividades que tengan que ver con Navidad, Año Nuevo, así como cumpleaños y bodas por fuera del islam.
En uno de los países más grandes y superpoblados del mundo celebrar la Navidad tal cual la conocemos es una ofensa a las tradiciones ancestrales, una que puede ser castigada incluso con detenciones y multas. A partir de 2018, las autoridades chinas ordenaron que sus ciudadanos deben promover la cultura y las tradiciones chinas, no las celebraciones occidentales como la Navidad.
En algunas ciudades, como Langfang, se vetan a los comercios que ofrecen artículos navideños y a las personas que saludan a los cristianos que festejan el nacimiento de Jesús. “Guiar y educar al círculo religioso (…) y a los seguidores con los valores fundamentales socialistas”, dijo Xi Jinping, presidente de la República Popular China, en declaraciones citadas por la cadena ‘NPR’.