Perdieron a su bebé por una enfermedad congénita y, sumidos en el duelo, se encontraban a la espera de recibir su cuerpo sin vida para poder darle sepultura en junto a su comunidad de origen, en Santa Cruz Tacache de Mina, un municipio de Oaxaca, en México.
Tras esperar el trámite del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMMS), se les hizo entrega de una caja en la que se suponía que se encontraba el cadáver del bebé. Les dieron instrucciones de no abrirla, pero los progenitores querían verle por última vez y sacar su cuerpo para prepararlo y oficiar el rito de despedida. Por eso, cuando procedieron a ello se dieron cuenta de la terrible negligencia o “error”, –tal como lo califican las autoridades–, que se había cometido: en el interior de la caja lo que se encontraba no era el cuerpo sin vida del pequeño, sino una pierna amputada. De hecho, en medio del horror y la desolación pudieron advertir que incluso caía sangre por la caja, tal como informa el medio mexicano ‘Debate’.
Así, los padres procedieron inmediatamente a denunciar los hechos. Cuando el 4 de septiembre un familiar del bebé fallecido y un personal de la funeraria acudieron al hospital del IMSS a por el cuerpo sin vida, no se dieron cuenta de que en su lugar les acababan de entregar una pierna amputada. Fue ya en Santa Cruz de Tacache de Mina cuando lo descubrieron, tras lo cual se dirigieron al hospital para reclamar de nuevo el cuerpo del bebé, el cual finalmente fue entregado.
Tras estos hechos, y tras la denuncia, las autoridades competentes iniciaron una investigación, llegando a señalarse la presunta responsabilidad de una trabajadora social del hospital. Sin embargo, en última instancia la Fiscalía General del Estado de Oaxaca habría indicado que no hay delito que perseguir.
“Se equivocaron pero a nivel penal no hay responsabilidad porque el cuerpo se entregó posteriormente”, ha dicho la Fiscalía, en declaraciones recogidas por el citado medio mexicano.
Así, pese a los escabrosos hechos, los padres pudieron dar sepultura a su bebé, que nació el 23 de agosto y a las 34 semanas de gestación hubo de ser ingresado en una Unidad de Cuidados Especiales Neonatales (UCEN) durante 11 días, muriendo tristemente el 3 de septiembre.