La pequeña Willow Dunn, de solo cuatro años, fue hallada muerta en mayo de 2020 en su casa por la policía de Brisbane, Australia, y se ha acusado a los padres de ser los asesinos de la menor por haberla dejado morir de hambre y ser devorada por ratas. Hace unos meses se descubría un crimen similar en Rusia, donde una mujer dejó que su hijo muriera de hambre en la cuna.
La niña tenía síndrome de Down y según fuentes policiales, murió antes de que empezaran a comérsela las ratas, debido a las heridas que poseía en la espalda. "El hecho de que estas úlceras por presión estén presentes y sean tan profundas muestra que durante bastante tiempo el niño no se movió en absoluto".
También se encontraron algunas llagas en sus huesos pélvicos, que podrían haber sido causadas por la presión de la ropa, como los pañales y mostró signos de pancreatitis, que a menudo es causada por una mala nutrición y deshidratación crónica, según ha dictaminado el médico forense.
Por estos motivos, además de que los padres no habían llevado al médico a la pequeña desde hacía dos años, ambos progenitores han sido acusados de asesinato y crueldad infantil.
La policía estima que la menor murió dos días antes de ser encontrada, lo que dio tiempo a que las ratas comieran la cara de la niña de cuatro años y le causaran úlceras que le llegaban "hasta los huesos".