Una familia británica ha quedado devastada tras la repentina muerte del padre de 38 años contagiado por covid. Antony Ayiotis, que tenía cuatro hijos pequeños, falleció el 17 de septiembre pocos días después de ingresar en un hospital de Londres infectado por el SarCov-2.
Antony, residente con su familia en Romford, al este de la capital británica, no se vacunó contra el covid, porque consideró que "no salía" tanto de casa como para necesitarlo.
La hermana de Antony, Stacie Ayiotis, de 36 años, expresó la conmoción y desconsuelo de toda la familia por su pérdida. "Todo sucedió muy rápido. Cada día que pasaba en el hospital su salud se deterioraba. No pensamos ni por un minuto que iba a morir así", aseguró.
Stacie dijo que su hermano no tenía ninguna patología o enfermedad subyacente antes de contraer Covid. Por el contrario, tenía una vida saludable y sana; no fumaba ni bebía. Lamentablemente, -dijo que había comprobado los beneficios de la vacuna en una perspectiva cruda y de la manera más trágica posible.
El fatal desenlace de su hermano la llevó a una dolorosa conclusión. "Te das cuenta de lo buena que debe ser la vacuna, mi hermano no recibió la doble inyección y ha terminado muriendo".
Muchos médicos han contado sus experiencias con negacionistas contagiados, que al ingresar y vivir la gravedad del coronavirus en carne propia, se arrepienten y piden ser vacunados. En EEUU, donde ha calado hondo los movimientos anticiencia, tierraplanistas y ahora los negacionistas del virus, el plan nacional de vacunación contra el covid ha sufrido un parón.
El Gobierno de Joe Biden ha impuesto a los militares y miembros de la Fuerzas Armadas, así como a todos los funcionarios públicos la vacunación contra el covid para acudir a los lugares de trabajo. En Europa, Italia y Francia obligan a su personal sanitario y de atención en residencias de mayores a vacunarse, como medida para evitar la propagación del coronavirus y proteger a los más vulnerables.