Se cumple un año desde que Juan Guaidó, que por aquél entonces acababa de saltar a la palestra de la fama desde el más absoluto anonimato que guardaba desde su curul en el Parlamento nacional, se subiese a un escenario en una plaza pública al este de Caracas y se autoproclamase Presidente Encargado de la República Bolivariana de Venezuela.
Fue un hito. Y un breaking news, claro. La calle venía calentita desde hacía un par de semanas, cuando el diputado de Voluntad Popular había sido elegido como presidente de la Asamblea y la oposición en bloque rechazaba la nueva legislatura de Nicolás Maduro que acababa de comenzar. La oposición consideraba fraudulentas las últimas elecciones presidenciales celebradas en mayo del año anterior y, por lo tanto, el nuevo mandato que comenzaba no tenía legitimidad.
Guaidó se proclamó presidente y apenas unos minutos después, Donald Trump lo reconoció como único mandatario legítimo del país caribeño. Eso sí fue noticia. Las calles, al este de la capital venezolana, zona eminentemente opositora, estaban llenas de gente que apoyaba a su nuevo líder y se entusiasmaba de nuevo después de unos meses de aciago decaimiento político entre los partidos opositores al chavismo.
Con el paso de las semanas y los meses, Guaidó ha conseguido el apoyo y el reconocimiento de más de 50 países en el mundo, entre ellos España.
Aquél 23 de enero de 2019, la bandera venezolana tricolor ondeaba en los barrios de Altamira y Chacao en una manifestación memorable y multitudinaria; predominaban las camisas blancas, color característico de la oposición (el rojo, color del chavismo por excelencia, está prohibido. Es una norma no escrita) y por todas partes se veían caras de júbilo de esos venezolanos y venezolanas eléctricos de “sí se puede”. Aquel día pasará a la posteridad como un recuerdo bonito para los que lo vivieron y lo sintieron como propio, aunque el balance, un año después, sea, mayoritariamente, de resentimiento y frustración.
“En el caso de Venezuela el gran error fue tratar de ponerle tiempo al famoso mantra de Juan Guaidó: cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres”, señala a NIUS el politólogo venezolano Oswaldo Ramírez. “Nadie puede controlar el tiempo cuando se trata de transiciones”.
Según la última encuesta de Datanálisis, la encuestadora más importante del país, presentada esta misma semana, la popularidad de Guaidó ha caído estrepitosamente en un año.
En febrero de 2019, según estos datos, su popularidad llegó al 61%, que es una cifra mucho más elevada que la que ha tenido cualquier líder político en Venezuela salvo Hugo Chávez en un momento determinado de su mandato.
Sin embargo, la aceptación popular de Guaidó cerró 2019 con un 38%, que es una caída de 23 puntos porcentuales a lo largo del año. “Juan Guaidó fue una figura carismática y que movía multitudes en la primera mitad del año pasado, pero eso ya pasó. Guaidó ya no es esa persona”, afirma en entrevista con este diario el licenciado en estudios políticos y experto en geopolítica internacional, Diego Bautista Urbaneja. “Ahora estamos frente a un Guaidó que ejerce un papel sumamente complicado”.
Pero a pesar de esta caída, Juan Guaidó sigue siendo el líder político mejor valorado del país. Triplica la popularidad de Nicolás Maduro, que apenas alcanza el 13%, y encabeza la lista de políticos opositores con más popularidad. A Guaidó le sigue Leopoldo López, con un 30% y después la fundadora del movimiento Vente Venezuela, Maria Corina Machado, según cifras aportadas por el mismo informe.
López y Maria Corina Machado no son los únicos otros dos nombres que resuenan fuerte cuando se habla de la oposición en Venezuela. Una oposición, eso sí, que cada vez se hace más oposición así misma. Entender cómo funciona el engranaje político antichavista y quiénes son sus personajes principales, es fundamental para entender sus éxitos y fracasos frente a un gobierno que mira entusiasmado cómo se están matando entre ellos. Sus pugnas internas por el poder benefician a un Nicolás Maduro que está, a día de hoy, mucho más estable que hace un año.
Pero veamos, uno a uno, quiénes son los principales líderes opositores que encabezan la lucha para sacar a Nicolás Maduro de su señorío.
36 años, político e ingeniero venezolano. Se licenció en 2007 en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas junto a otros nombres famosos de la oposición como Fredy Guevara (actualmente refugiado en la Embajada de Chile en Caracas) y Yon Goicoechea; y junto a ellos y otros jóvenes fundaron el Movimiento Estudiantil Venezolano autodenominándose “Generación 2007”.
Guaidó se mudó a Washington DC para inscribirse en el Programa de Gobernabilidad y Gestión Política en la Universidad George Washington bajo la tutela del economista liberal Luis Enrique Berrizbeitia, que además es ex director ejecutivo del FMI.
En 2009, antes de fundar junto a otros compañeros el partido Voluntad Popular, fue uno de los miembros más activos en las protestas estudiantiles de aquella época contra Hugo Chávez.
Wikileaks publicó un correo electrónico de 2007 del embajador de EEUU en Venezuela, William Brownfield, dirigido al Departamento de Estado, al Consejo de Seguridad Nacional y al Departamento de Defensa del Comando Sur, alabando a la “Generación de 2007”, por haber “forzado al presidente venezolano, acostumbrado a establecer la agenda política a (sobre) reaccionar”.
Guaidó fue electo diputado en 2010 y permaneció como tal, bastante en la sombra y siendo un desconocido para la mayoría de la opinión pública, hasta que fue elegido presidente del Parlamento nacional el 5 de enero de 2019 y comenzó su historia de altos y bajos.
En estos momentos, cuando se cumple un año de su famosa autoproclamación como presidente interino, se encuentra fuera de Venezuela, en una gira internacional que le está llevando a Colombia y a varios países europeos, entre ellos España. Esta gira, aunque refuerza su imagen en el exterior, no se entiende mucho de puertas para adentro, ni siquiera dentro de sus círculos de seguidores, que consideran que este jueves, día del aniversario, el líder opositor debería estar con los suyos y organizar actividades de calle. La pregunta es: ¿por qué se va?
“¿Por qué Guaidó sale del país en este momento?”, se pregunta Bautista Urbaneja. “Para mí, la única explicación es que este viaje tenga asegurado algunos resultados muy importantes que yo, en este momento, no sé cuáles son. Tiene que haber algo muy importante en juego”.
47 años. Político y economista. Es el coordinador nacional del partido Voluntad Popular y fundador del partido Primero Justicia. Se educó en Princeton, participó activamente en los programas del National Endowment for Democracy y fue electo como alcalde de Chacao, un distrito pudiente de Caracas y de solera opositora entre el 2000 y el 2008.
Lideró las protestas en la calle del año 2014 conocidas como “guarimbas” y en las que presentó junto a María Corina Machado su plan “La Salida”: una serie de acciones para terminar con el gobierno de Nicolás Maduro y donde la protesta ciudadana sería fundamental.
En una de las protestas de febrero de aquel año que terminó con fuertes disturbios y la muerte de dos hombres, la Fiscalía ordenó la detención de López acusado de delitos asociados a daños a la propiedad, incendio y asociación para delinquir.
Tras unos días desaparecido se entregó a las autoridades y fue condenado a casi 14 años de cárcel. La sorpresa mayúscula la dio el pasado 30 de abril, cuando reapareció libre junto a Juan Guaidó en las inmediaciones de la base militar de La Carlota en Caracas, en el que sería un intento de levantamiento militar contra Nicolás Maduro que finalmente resultó un fracaso. Al final del día, López tuvo que refugiarse en la residencia del embajador de España, donde continúa en la actualidad.
Luis Parra tiene 41 años es diputado opositor por el partido Primero Justicia. Era también otro desconocido hasta el 5 de enero de este año, cuando tras una sesión llena de irregularidades en la Asamblea Nacional, se proclamó presidente del Parlamento.
Ese día, el Palacio Legislativo, tal y como dicta la Constitución venezolana, debe renovar su Junta Directiva. Lo que se preveía era que Juan Guaidó saliese reelecto presidente del hemiciclo, pero tras una mañana de idas y venidas en las inmediaciones del Palacio y la denuncia de que la Guardia Nacional Bolivariana, encargada de la seguridad de la Asamblea, no dejase pasar a Guaidó para dar comienzo a la sesión, Parra se alzó presidente con el voto, según él, de 81 diputados, incluyendo los votos de la bancada chavista.
Parra y su grupo de unos treinta diputados opositores disidentes de la línea Guaidó, aseguran que el líder de Voluntad Popular no entró en el hemiciclo porque no quiso al no contar con los votos necesarios para su elección. Este grupo le acusa de corrupción por haber malversado con los fondos de la ayuda humanitaria entregada a Venezuela y le pregunta dónde están los 467 millones de dólares que la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) ha reconocido entregar a la oposición para terminar con el gobierno de Nicolás Maduro.
El cruce de acusaciones es mutuo. Parra y los suyos están siendo investigados en la denominada “Operación Maletín Verde”, un entramado de lobby internacional para pedir tratos de favor a empresarios relacionados con el chavismo y sancionados por el Departamento del Tesoro.
Es un abogado y político venezolano de 76 años. Es el líder del partido Acción Democrática, uno de los partidos más antiguos e importantes del país, que ha ocupado varias veces la presidencia en la denominada IV República, como se conoce al periodo político anterior a la llegada de Hugo Chávez al poder y desde 1958, tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jimenez.
Durante este periodo, Acción Democrática se alternó en el poder con otros dos partidos políticos: COPEI y URD, tras la firma de un acuerdo de gobernabilidad conocido como el Pacto de Punto Fijo.
Ramos Allup ejerce hoy el poder clásico del político que tiene currículum vitae. Es una personalidad respetada por sus compañeros de bancada y también por el resto de diputados contrarios a su ideología que, hoy por hoy, básicamente se resume en destronar a Nicolás Maduro. Su partido se ha convertido en una bisagra fundamental para el liderazgo de Guaidó y su personalidad es una de las más controvertidas del panorama político venezolano.
Excéntrico, anti-prensa y anti-modales, Allup sería algo así como el Santiago Abascal a la venezolana.
Es la única mujer líder opositora en un mundo de hombres en Venezuela, que además es un país machista sin complejos. Tiene 52 años y fue elegida diputada por el Estado Miranda en el año 2010, convirtiéndose en la candidata con más votos en la historia de la Asamblea Nacional.
Representa al ala más radical de la oposición y en varias ocasiones se ha mostrado a favor de una intervención militar de EEUU en Venezuela. Tiene prohibido salir del país desde las “guarimbas” de 2014, cuando el gobierno de Nicolás Maduro comenzó a investigarla por su presunta implicación en la muerte de cuatro jóvenes en las protestas.