La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado su estrategia para reducir a la mitad el número de muertes y de discapacidad causado por mordeduras de septiembre. Hay que recordar que cada año se producen 5,4 millones de mordeduras, de las que entre 1,8 y 2,7 millones se convierten en casos de envenenamiento.
Un objetivo central será la necesidad de garantizar el acceso a un tratamiento seguro, eficaz y asequible, como los antídotos y la atención médica auxiliar. Se dará prioridad a la producción, el suministro y la distribución mejorados de antídotos que salvan vidas y otros productos básicos necesarios para tratar las mordeduras de serpientes.
La OMS también trabajará para fomentar la investigación sobre nuevos tratamientos, diagnósticos y avances en dispositivos de salud que puedan mejorar los resultados del tratamiento para las víctimas y acelerar la recuperación.
"Las mordeduras de serpiente son un problema de salud pública desatendido en muchos países tropicales y subtropicales", ha advertido en un comunicado, donde se señala que su estrategia se pondrá a prueba en 2019-2020 en 10-12 países con un alta carga del envenenamiento por mordedura de serpiente y la urgente necesidad de una solución.
De cómo se desarrollo los dos próximos años dependerá su evolución. Durante la fase de ampliación en 2021-2024, esperan que otros 35-40 países participen, ya que los recursos aumentan y la experiencia demuestra la efectividad de la estrategia. Durante el despliegue completo en 2025-2030, todos los países deben ser capaces de integrar la estrategia en sus agendas de salud pública.
La estrategia se revisará y adaptará periódicamente para garantizar que cumple las necesidades de los países. A través de la promoción, la OMS construirá un coalición global comprometida a garantizar que los objetivos y los hitos sean reducir a la mitad el número de muertes por mordedura de serpiente y casos de discapacidad para 2030.
La mayoría de los casos se producen en África, Asia y Latinoamérica. En Asia hay hasta 2 millones anuales de personas envenenadas por mordeduras de serpiente, mientras que en África se calcula que cada año hay 435.000 a 580.000 mordeduras que necesitan tratamiento. Estos casos suelen producirse en mujeres, niños y trabajadores rurales de comunidades pobres de los países de ingresos bajos y medianos, la mayoría de ellos en países que disponen de sistemas de salud débiles y escasos recursos médicos.
Las mordeduras de serpientes venenosas pueden constituir emergencias médicas por parálisis grave de los músculos respiratorios, causar trastornos hemorrágicos potencialmente mortales, provocar insuficiencia renal irreversible o grave destrucción local de los tejidos que causen discapacidades permanentes y la amputación de un miembro. Los efectos suelen ser más graves y más rápidos en los niños que en los adultos, debido a que tienen menos masa corporal.
Al contrario de lo que ocurre en otros trastornos graves, existen tratamientos muy eficaces para las mordeduras de serpiente. La mayoría de las muertes y las consecuencias graves por mordeduras de serpiente son totalmente prevenibles si se logra una mayor disponibilidad y accesibilidad de antídotos seguros y eficaces. Los antídotos de alta calidad son el único tratamiento eficaz para evitar o anular la mayoría de los efectos tóxicos de las mordeduras de serpiente. Estos figuran en la Lista OMS de Medicamentos Esenciales y deben formar parte del arsenal terapéutico de todo centro de atención primaria en lugares donde haya serpientes venenosas.
Un desafío importante a la fabricación de antídotos es la preparación de los inmunógenos adecuados (venenos de serpiente). En la actualidad, son muy pocos los países productores de venenos de serpiente de calidad adecuada para la fabricación de antídotos, y muchos fabricantes dependen de fuentes comerciales comunes que no siempre reflejan adecuadamente las variaciones geográficas de los venenos de algunas especies muy extendidas. Además, los países en los que las mordeduras de serpiente constituyen un problema importante suelen carecer de capacidad de reglamentación para controlar los antídotos y evaluar su calidad e idoneidad.
La crisis actual es el resultado de una combinación de varios factores. La escasez de datos sobre el número y el tipo de mordeduras de serpiente dificulta el cálculo de las necesidades, y las políticas de distribución deficientes han contribuido a que los fabricantes hayan detenido la producción de antídotos o aumentado sus precios. Las deficiencias de la reglamentación y la comercialización de antídotos no idóneos han producido entre los clínicos, los administradores sanitarios y los pacientes una pérdida de confianza en los productos existentes que ha erosionado aún más la demanda.