La Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó en su Asamblea General de Ginebra (Suiza) que Argentina es un país libre de malaria tras demostrar que no se registraron casos autóctonos desde 2011, situación garantizada por un sistema local de detección sobre afecciones importadas y su diagnóstico, además del tratamiento oportuno y gratuito.
Asimismo, este gran resultado se debe al buen control vectorial de los mosquitos del tipo Anopheles, los insectos que transmiten la enfermedad. Así, Argentina se convierte en el segundo país en Latinoamérica en obtener aquella distinción en 45 años, después de que Paraguay la consiguiera en junio del 2018. Al mismo tiempo, Argelia también obtuvo la certificación, siendo el primer país de África continental en lograr la erradicación.
Esa enfermedad, también conocida como paludismo, en 2017 involucró a 219 millones de personas, generando unas 400.000 muertes, un 60% de ellas en menores de cinco años, afirma la OMS. Aquella organización otorga el certificado a los países que por al menos tres años no tengan casos de transmisión autóctona, y cuenten con un programa eficaz para evitar que reaparezca la enfermedad. Actualmente, 38 naciones de todo el mundo están libres de la malaria.
Por su parte, el director general del organismo, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, destacó que los objetivos en Argentina y Argelia se cumplieron "gracias al compromiso inquebrantable y la perseverancia de las personas y los líderes de ambos países".
En sintonía, la directora de la Organización Panamericana de la Salud —oficina regional de la OMS—, Carissa Etienne, afirmó que "Argentina servirá como inspiración y ejemplo para que otros países de América logren la eliminación de la malaria en los próximos años". El secretario de Salud de ese Estado sudamericano, Adolfo Rubinstein, también reflejó su orgullo en las redes sociales por esta meta cumplida.
A su vez, la OMS destacó otro factor clave para obtener la erradicación de esa enfermedad: "Entre 2000 y 2011, Argentina trabajó estrechamente con el Gobierno de Bolivia para rociar más de 22.000 hogares en zonas fronterizas, además de ofrecer diagnóstico y tratamiento a los casos de malaria que se encontraban".
Así, el último brote registrado en la nación del Cono Sur se produjo en la provincia de Misiones, en 2007, mientras que en 2010 se desarrollaron los últimos casos autóctonos en Salta. Después de esos, tan sólo se presentaron casos importados.