Dejan el uniforme y entran en clase. Lo hacen para enseñar a los más pequeños todo lo que saben. Lo hacen como un juego. El escondite ahora se ha convertido en un juego en el que uno se puede poner debajo de la mesa o colocar puertas para que no te cojan con el objetivo de evitar a alguien que entre armado en el aula. No es ninguna locura.
Salones de actos llenos para enseñar a manejar armas y gimnasios que se usan para enseñar a los adolescentes a enfrentarse a una persona con un arma en la mano. El objetivo: neutralizarla. Hay voces que se quejan ya del estrés o de la angustia que puede provocar entre los más pequeños visualizar situaciones extremas de este tipo, aunque sean como un juego. Y en adolescentes, tener en la cabeza que pueden ser atacados, pero los expertos consideran que es necesario y que estos talleres o juegos son útiles en la vida real.
En estas circunstancias no sorprende que en EEUU haya niños como Nate que con solo 12 años estaba dispuesto a “caer luchando” con un bate de béisbol en sus manos mientras los atacantes del STEM School de Colorado llevaban a cabo su asalto. Los datos, es cierto, no dejan de sorprender.
De acuerdo al Centro de Defensa Nacional y Seguridad de los Estados Unidos y la Agencia Federal de Control de Emergencias, el pasado año 2018 se registraron 97 incidentes en las escuelas americanas que imparten clase desde primera a secundaria, –contabilizando por incidente todo aquel acto o situación en la cual se empuña un arma en el centro; se dispara un arma; o una bala impacta por alguna razón en la propiedad escolar–. Todo ello, independientemente del número de víctimas, la hora, el día de la semana o la razón en la que se produce. Y según esa base de datos, en lo que va de 2019 ya se contabilizan 30 incidentes.
El pasado año, según recoge BBC News, hubo 113 personas que resultaron asesinadas o heridas en tiroteos en escuelas estadounidenses, lo que contribuyó a que 2018 marcase un triste récord en lo que a este tipo de sucesos se refiere. Concretamente, de acuerdo a la misma base de datos del Centro de Defensa Nacional y Seguridad de los Estados Unidos y la Agencia Federal de Control de Emergencias, las víctimas mortales, incluyendo a los tiradores, fueron 56 aquel año. En el presente, contabilizan 9.
Respecto a los estados en los que más incidentes se registran históricamente, y con datos tomados desde 1970, a la cabeza se encuentra California, seguido por Texas y Florida. Y atendiendo a la edad media de los individuos que protagonizan los incidentes, el perfil incluye mayoritariamente a adolescentes de 17, 16, y 15 años, en ese orden. Cifras que preocupan y ponen de relieve lo que los hechos constatan; números que revelan que las quejas multitudinarias que exigen un mayor control de las armas no solo tienen un obvio fundamento, sino que precisan respuestas efectivas en materia de seguridad.