Continúa creciendo la polémica después de que se conociese que Australia negaba la entrada al país al tenista número 1 del mundo, Novak Djokovic, al considerar que la exención médica que dijo haber conseguido para jugar el Grand Slam australiano no había sido debidamente respaldada y justificada.
Sin los requisitos de entrada necesarios, las autoridades del país recalcaron que el serbio no iba a tener ningún trato de favor, teniendo que someterse a las estrictas normativas que tiene Australia frente al coronavirus. Así, tras tener al tenista retenido en el aeropuerto, las autoridades hicieron valer lo que el primer ministro, Scott Morrison, había anunciado previamente: que si Djokovic, que no está vacunado con pauta completa, no tenía todo en regla estaría “en el próximo avión a casa”; esto es, que no entraría de ningún modo para jugar el Open, que arranca el próximo 17 de enero.
Así, en este contexto, desde el miércoles se han ido sucediendo las reacciones y hoy el tenista se ha convertido ya incluso en un icono para los antivacunas, mientras su padre ha estallado en cólera, celebrando manifestaciones en Serbia para protestar contra el trato que las autoridades australianas le han dado a su hijo. Sus incondicionales denuncian que desde que le negasen la entrada y tras ser retenido en el aeropuerto el tenista está encerrado en un hotel convertido en centro de detención de refugiados y solicitantes de asilo.
Justamente, a las puertas de ese alojamiento, activistas antivacunas hoy le jalean y le reconocen como ‘leyenda de los no vacunados”.
Mientras, el deportista está a la espera de la decisión judicial a la apelación del rechazo a su visado, y el Gobierno australiano, por su parte, le abre la puerta de salida y le recuerda dónde está.
“El señor Djokovic no está cautivo en Australia y es libre para irse cuando quiera”, ha recalcado Karen Andrews, ministra del Interior de Australia, en una respuesta contundente a la familia del tenista, que insiste en acusar a Australia de tenerle prisionero hasta el lunes, como gritaba el padre de Djokovic desde Belgrado, ante un amplio grupo de seguidores.
Hoy, además, en escena ha aparecido Jelena, la esposa del tenista, que con una foto en redes sociales en la que ambos aparecen abrazados dice que la única ley en la frontera debería ser el amor. Sin embargo, Australia exige doble pauta de vacuna y Novak Djokovic ya es leyenda ‘NoVax’, de no vacunados, en la batalla a las puertas de su particular alojamiento.
Un solicitante iraní de asilo ha mostrado cómo son las habitaciones en las que se encuentra el tenista: en la planta uno, sin poder abrir la ventana, sin un sitio para entrenar.
Ahora, la policía vigila los accesos del edificio al que no ha querido llegar una tenista del Open también con problemas en su exención médica: la checa Renata Voráčová ha decidido volver a su país.
En sus primeras palabras en las redes sociales desde que fuese retenido por las autoridades fronterizas australianas, el tenista serbio ha querido trasladar un mensaje de agradecimiento a todos aquellos que le están apoyando.
“Gracias a la gente por todo el mundo por su apoyo continuo. Puedo sentirlo y lo aprecio mucho”, ha dicho, antes de continuar con otro mensaje, también en serbio, felicitando la Navidad, como recoge el medio Daily Mail.