Los sótanos de los hospitales de Ucrania se han convertido en el refugio de los pacientes. También para los niños con cáncer, que han visto interrumpidos sus tratamientos. Un médico de Kiev advierte: “Nuestros pacientes morirán”.
En colchones y con mantas, los pacientes pediátricos con cáncer se refugian en los fríos sótanos de los hospitales en Ucrania, entre pasillos lúgrubes llenos de tuberías. Sus padres, mientras escuchan las bombas, intentan calmarlos y convencerles para comer y beber algo.
Los médicos y enfermeros hacen lo que pueden. "Estos niños sufren más, su lucha contra el cáncer no puede esperar", ha explicado la doctora Lesia Lysytsia por teléfono en declaraciones a NBCNews desde el sótano de Okhmatdyt, un hospital infantil de Kiev, el más grande de Ucrania, donde las sirenas advierten constantemente de los bombardeos y se atiende a los niños víctimas de la guerra.
Los niños con cáncer en este hospital infantil de Kiev solo tienen acceso a un tratamiento básico de quimioterapia. El resto de tratamientos están suspendidos y hay acceso muy limitado a las medicinas y cada vez más al agua y los alimentos.
Si continúa la interrupción del tratamiento, "nuestros pacientes morirán", ha advertido Lysytsia. "Calcularemos cuántas personas o soldados han muerto en los ataques, pero nunca calcularemos cuántos pacientes no fueron diagnosticados a tiempo de una enfermedad, ni cuántos pacientes murieron porque no recibieron tratamiento", ha señalado.
La situación es tan complicada para los niños con cáncer que algunos médicos han optado por hacer transfusiones de sangre de padres a hijos, ha explicado Julia Nogovitsyna, directora del programa de Tableochki, la organización benéfica contra el cáncer infantil más grande de Ucrania.
Hay niños enfermos de cáncer que no pueden esperar. Para ellos, a pesar de lo peligroso que puede suponer salir del sótano del hospital en Kiev, han preparado traslados a otro centro sanitario en Lviv, al oeste de Ucrania, donde hay más medios y medicamentos. De allí se intentará evacuar a los niños a Polonia, donde se han comprometido a tratarlos.
Catorce niños de Kiev fueron subidos a un autobús el lunes a Lviv, un viaje de tres a cuatro horas por lo general pero que después de ocho horas, lo más probable es que les quedaran cinco horas más, dijo Nogovitsyna desde su casa en las afueras de Kiev.
Tras ese bus, va una pareja con su coche con su bebé de 37 días, que nació con leucemia. “No se cómo este bebé sobrevivirá”, admite Nogovitsyna.
Para la mayoría de niños con cáncer en Ucrania el traslado a la vecina Polonia es casi imposible. Por un lado porque los hospitales polacos se saturarían, otros no soportarían un viaje tan duro y arriesgado y otros porque sus padres tienen otros hijos sanos a los que no pueden dejar. Cada año se diagnostica cáncer a 1.000 niños en Ucrania.