En Chicago, Estados Unidos, un niño de tres años que iba en un coche con sus padres ha disparado accidentalmente a su madre, de 22 años, en el cuello, acabando con su vida. Su padre se enfrenta ahora a un delito por transportar el arma de forma incorrecta.
Romell Watson, de 23 años, y Daejah Bennet, de 22 años, iban en la parte delantera del coche mientras que su hijo, de tan solo tres años, se encontraba en la parte trasera.
Según Robert Collins Jr., jefe de Policía de Dolton, el menor se hizo con el arma y empezó a jugar con ella, "apuntó con el arma y efectuó el disparo", explicó a Associated Press. Una bala alcanzó a Bennet en el cuello. Fue trasladada al Centro Médico de la Universidad de Chicago, donde fue declarada muerta.
Collins dijo que los detectives llevaron a acabo una entrevista forense con el niño, durante la que este admitió que disparó el arma.
"No tenemos nada que indique que el padre disparó el arma, así que la vía que estamos siguiendo es que el arma era su responsabilidad", explica el jefe de policía.
El padre tenía los permisos necesarios para poseer un arma, pero no tenía el permiso de portación oculta que hubiera necesitado para llevarla en el vehículo. "Tenía derecho legal a poseer el arma, sin embargo, transportó el arma en un vehículo de una manera no prescrita por la ley", dijo Collins.
Según el grupo principal en defensa del control de armas, Everytown for Gun Safety, en 2020, los disparos involuntarios realizados por menores de 18 años dejaron 142 muertos y 242 heridos. Esta cifra ascendió un año más tarde, hasta 154 muertos y 244 heridos. En lo que va de año, 16 personas han muerto en estos tiroteos accidentales.