Rodney Baker, exdirector de una compañía de casinos, de 55 años, y su esposa, Ekaterina, una actriz de 32 años, han sido multados con 575 dólares canadienses (372 euros) cada uno después de fletar un avión privado a una comunidad remota cerca de la frontera de Alaska con el objetivo de recibir vacunas destinadas a residentes indígenas vulnerables.
Según los funcionarios, Rodney y Ekaterina Baker, que viven en Vancouver, viajaron a Beaver Creek, una comunidad en el territorio canadiense de Yukon, donde un equipo móvil estaba administrando la vacuna de Moderna a los ciudadanos de dicha zona. White River First Nation había sido seleccionada para recibir vacunas debido a su población de ancianos de alto riesgo.
En la clínica móvil y ante los sanitarios, los Baker afirmaron ser trabajadores de un motel local, según un informe de Yukon News. Se suponía que debían aislarse durante 14 días a su llegada, según las normas de salud pública del territorio, pero no lo hicieron. Cuando el matrimonio pidió que le llevaran al aeropuerto y el hotel confirmó que no eran empleados, el personal de la clínica móvil dio el pertinente aviso a los agentes.
Estos buscaron a la pareja en su supuesto lugar de cuarentena en Whitehorse, pero descubrieron que ya se habían ido. Fueron encontrados en el aeropuerto, preparándose para volar de regreso a su domicilio. El ministro de Seguridad Pública de Yukon, Mike Farnworth, consideró despreciable el "error moral" de Rodney y Ekaterina. "Lo que hicieron fue poner en riesgo nuestra comunidad y nuestro equipo de aislamiento. Estoy bastante enojado con todo esto", agregó el ministro de Servicios Comunitarios, John Streicker.
Hasta su renuncia este pasado domingo, Rodney Baker fue director de Great Canadian Gaming Corporation, que administra hipódromos y casinos en todo el país norteamericano. Su compensación anual total en 2019 fue de 10,6 millones de dólares canadienses (6,86 millones de euros), según Yukon News.
Debido a su escasa densidad de población y estrictas medidas de salud pública, el territorio de Yukon ha visto muchos menos casos de coronavirus que otras regiones del país. Además, su geografía remota también ha resultado tentadora para los canadienses que buscan escapar de la pandemia.