Durante la pandemia, se han dado casos de personas que rechazan la vacuna y que tras infectarse de coronavirus se arrepienten. Es el caso de Gemma Roberts, una mujer que se negó a ponerse la vacuna del coronavirus, y que ha estado a punto de morir ocho veces tras infectarse del SARS-CoV-2. Ahora trata de concienciar a los ciudadanos para que se vacunen.
La mujer, de 35 años, tuvo que acudir de urgencia al hospital el pasado agosto tras haberse infectado de coronavirus. Allí, tuvo que ser conectada a un respirador, y estuvo ingresada durante más de dos meses.
Ahora Gemma recuerda esa dura etapa vivida, en la que pedía por favor a los médicos que no la dejasen morir a pesar de haber rechazado la vacuna frente al virus.
Durante su dura estancia en el hospital recuerda haber deseado cada día haberse vacunado antes, y el temor que sentía al darse cuenta de que podría morir por coronavirus. La joven tenía miedo a ponerse la vacuna, creyéndose que "mataba a gente", y no haciendo caso a las autoridades sanitarias sobre su eficacia.
Una mala decisión de la que ahora se arrepiente y con la que quiere concienciar a otras personas. Gemma estuvo al borde de la muerte hasta en ocho ocasiones durante su ingreso en el hospital, ya que su corazón se detuvo repentinamente varias veces, y tuvo que ser reanimada por los médicos. En una de las ocasiones llegó a estar en parada cardíaca durante 10 minutos.
La mujer no puede estar más agradecida al personal médico del Hospital de Warrington por haberla salvado la vida: "Me arriesgué y casi no salgo adelante. Los profesionales médicos me salvaron la vida, a esos voy a escuchar ahora".
"Quiero que la gente sepa que no debe creer la basura antivacunas. Nos lavaron el cerebro", concluye Gemma, después de haber aprendido la lección.