Hannah Bowen, de 33 años, pesa poco más de 38 kilos y sobrevive con un poco de arroz al día y café. Esta mujer de Milton Keynes, una ciudad de Inglaterra, denuncia que con el segundo confinamiento inminente, está viviendo sola en su casa sin ningún tipo de apoyo o terapia.
Con un IMC de sólo 14,5 pasó varios meses en el hospital, siendo alimentada a la fuerza a través de un tubo porque su condición era muy crítica. "He sido abandonada completamente a mi suerte y mi alimentación es peor que nunca. En un buen día comeré entre cinco y diez pasteles de arroz, pero luego tomaré laxantes para que no se queden en mi sistema", explica en un medio local.
Hannah es consciente de que la anorexia está afectando seriamente a su cuerpo, y sabe que eventualmente sus órganos fallarán debido a la desnutrición. "Moriré si no consigo ayuda. La otra noche estaba vomitando sangre y fue horrible, siento que me han dejado sola para morir y da miedo", explicó.
"Quiero mejorar, de verdad. Odio vivir así. Pero simplemente no hay el apoyo que necesito disponible en Milton Keynes. Hay un servicio de desórdenes alimenticios, pero es básicamente un solo hombre. Y no parece haber ninguna otra terapia", denuncia la afectada.
Hannah explica que estuvo en el hospital, pero no pueden curarla completamente: "Todo lo que pueden hacer es alimentarme por sonda. No pueden curarme. Tan pronto como me dan de alta, el tubo tiene que salir y yo no como".
Para complicar aún más las cosas, Hannah sufre un trastorno de personalidad, por el cual recibe tratamiento bajo el Equipo de Terapias Especializadas (STT). Los servicios de salud mental en Milton Keynes son dirigidos por el Central North West London Trust, que es comisionado y pagado por el Clinical Commissioning Group.
Los jóvenes con trastornos alimentarios son tratados por el CAMHS, los Servicios de Salud Mental para Niños y Adolescentes, pero Hannah, junto con muchos otros adultos locales que luchan contra los trastornos alimentarios, es demasiado mayor para acceder a sus servicios.
Un portavoz del College of North West London admitió que el servicio para adultos con trastornos alimenticios en la ciudad era muy pequeño, pero que sí proporciona un correcto servicio: "Para algunos pacientes, el desorden alimenticio es un síntoma de otros problemas y no es el problema principal. Para tales pacientes, se ofrece apoyo a través de otros servicios de salud mental, por ejemplo, nuestro equipo de Terapias Especializadas".