Joan Burke, una mujer de 61 años oriunda de Florida, ha sido acusada de asesinato en primer grado después de que las autoridades encontrasen en su domicilio el cadáver de su esposo rodeado de un gran charco de sangre.
Fue Ricardo Green, de 41 años, quien dio el aviso al 911, –teléfono de emergencias–, cuando al llegar de trabajar encontró a su padrastro, Melvin Weller, de 62 años, tendido en el suelo, sin vida.
Cuando llegaron los agentes contemplaron un escenario estremecedor, con un charco de sangre que cubría más de la mitad de la cocina, entre manchas de salpicaduras de sangre también en las paredes y los muebles del lugar.
Además, comprobaron cómo había varios cuchillos en el fregadero de la cocina, lo que definitivamente les indicaba que acababa de producirse un crimen y que las heridas de arma blanca y las laceraciones que presentaba el cadáver del hombre podían haber sido provocadas con ellos.
En la casa había una persona más: Joan Burke, la sexagenaria, esposa de la víctima, a la que los agentes localizaron acostada en la cama de su dormitorio. No pronunció una palabra; permanecía silenciosa.
Según informa WPTV, en ese instante la trasladaron al hospital JFK de Florida para una evaluación, mientras los agentes comenzaron las pesquisas para tratar de esclarecer lo ocurrido.
En ese proceso, descubrieron que en el hogar había una bolsa de basura con un camisón manchado de sangre que pertenecía a la mujer, al tiempo en que la autopsia del cadáver de Weller reveló que había recibido más de 140 puñaladas, además de presentar una fractura craneal causada por un fuerte golpe en la cabeza.
Con estas pruebas, las investigaciones terminaron por señalar a la sexagenaria, acusada de asesinato tras ser detenida sin derecho a fianza.
Este domingo se celebró la primera audiencia ante el juez del condado de Palm Beach encargado del caso, que se contextualiza en la noche del pasado 11 de febrero.