Amir, de solo 40 días, es otra víctima de la invasión rusa de Ucrania. Al igual que a muchos de los otros ucranianos que permanecen en el país, la situación forzó a la familia del niño a trasladarse a un búnker en Járkov, la segunda ciudad más importante del país, para protegerse de los bombardeos rusos, donde el pequeño desarrolló neumonía.
El 3 de marzo, cuando la familia de Amir estaba siendo evacuada, el pequeño falleció, según confirmó la diputada ucraniana Inna Romanovna Sovsun en su cuenta de Twitter.
“Amir tenía solo 40 días. Contrajo neumonía mientras se escondía con sus padres en un búnker en Járkov durante los bombardeos del Ejército ruso. Murió ayer”, ha escrito junto a unas fotografías que muestran al pequeño fallecido envuelto en sábanas en los brazos de su padre junto a una tumba en Leópolis.
“Mis condolencias a la familia de Amir y a la comunidad musulmana de Kharkiv. Putin es un criminal”, ha añadido Inna Romanovna Sovsun en su mensaje, culpando al presidente de ruso de lo ocurrido con el niño.
El sábado, la Policía de Járkov ha detallado en un comunicado en su perfil oficial de Facebook que al menos 188 personas, de las cuales 122 son civiles, entre ellos, 5 niños, han muerto en bombardeos y combates. Además, 394 personas resultaron heridas en tiroteos, de las cuales 290 eran civiles.
Por su parte, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha estimado el sábado que más de 1,3 millones de ucranianos han abandonado el país por la frontera occidental desde el principio de la invasión rusa, a los que hay que añadir los casi 175 000 declarados por Moscú que se encuentran ahora en territorio ruso.
Según el último balance actualizado a este sábado, ACNUR cifra el total de refugiados en casi 1 370 000, más de la mitad de ellos (756 000) en dirección a Polonia; 157 000 en Hungría, y 100 000 tanto en Moldavia como en Eslovaquia.
Otros 130 000 refugiados ucranianos se dirigen a otros países europeos, de acuerdo con las estimaciones.