Una bebé ha muerto por coronavirus después de que su madre contrajese el virus estando embarazada en Inglaterra, Reino Unido.
Katie Leeming, la madre, de 22 años, dio positivo por coronavirus mientras se encontraba embarazada. La joven se aisló durante unos 10 días con su pareja, Lee Court, de 25 años y sus dos hijos, Alfie, de cuatro, y Charlie, de tres.
Sin embargo, algo comenzó a ir mal: la joven no sentía a su bebé moverse. Katie acudió al hospital, donde fue puesta en una máquina que detectó movimiento reducido en el útero, por lo que los médicos decidieron que era necesario hacerle una cesárea de emergencia para que la bebé naciera sana y salva, según recoge LancsLive.
Sin embargo, la situación se complicó, y la bebé, que nació de manera prematura, 14 semanas antes, sufrió complicaciones como hemorragias cerebrales y pulmonares.
La pequeña Ivy-Rose luchó después de nacer prematuramente, pero dio positivo por coronavirus una semana después de su nacimiento. Desde que dio positivo su salud comenzó a deteriorarse, y solo unos días después, el 22 de octubre, falleció.
La pareja se encuentra totalmente destrozada ante la trágica pérdida de su bebé. Una amiga cercana a la familia, Simone Threlfall, ha creado una página de recaudación de fondos para ayudar a la pareja con los preparativos del funeral.
Una revisión de la literatura científica publicada por investigadores brasileños ha evidenciado que las mujeres embarazadas infectadas por el coronavirus corren un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia, una complicación del embarazo caracterizada por una presión arterial alta y persistente, generalmente en la segunda mitad del embarazo o poco después del parto. Este trastorno puede causar graves daños a la madre y al bebé.
En su trabajo, publicado en la revista 'Clinical Science', los autores analizaron un amplio conjunto de datos publicados y llegaron a la conclusión de que la presencia del SARS-CoV-2 en el organismo materno puede provocar alteraciones en los niveles de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), la proteína a la que se une el virus para invadir las células, y por tanto perjudicar el funcionamiento de los sistemas que dependen de la ACE2 para regular la presión arterial.
Además de servir como receptor del virus, la ACE2 desempeña un papel clave en el establecimiento del flujo sanguíneo en la placenta y en las adaptaciones cardiovasculares que se producen durante el embarazo.
"A partir de los resultados de los estudios realizados hasta la fecha sobre la infección por SARS-CoV-2 en mujeres embarazadas y el papel de la ACE2 en la placenta, se puede concluir que las mujeres embarazadas corren un mayor riesgo de desarrollar la forma grave de COVID-19 que las no embarazadas. La mortalidad es mayor entre las mujeres embarazadas con la enfermedad, y Brasil tiene una de las tasas más altas del mundo de mortalidad por COVID-19 entre las mujeres embarazadas. Además, las mujeres embarazadas con la enfermedad son más susceptibles de sufrir preeclampsia y parto prematuro", afirma Nayara Azinheira Nobrega Cruz, primera autora del artículo y doctorando en la Escuela de Medicina de la Universidad Federal de São Paulo (Brasil).