El debate sobre la necesidad de adminsitrar o no una tercera dosis de la vacuna contra la covid-19 está más presente que nunca en los últimos días, y llega incluso a dividir a los expertos. Mientras Reino Unido, Francia y Alemania ya han activado el proceso para inocular en septiembre esa dosis de refuerzo a grupos vulnerables, otros como Israel ya lo están poniendo en práctica. Sin embargo, también hay quien recela de apresurarse con la tercera dosis e insiste en que, antes de cualquier decisión se necesitan más ensayos y estudios para analizar si verdaderamente una inyección extra arroja valores de seguridad y eficacia que avalen la decisión de inocularla, prestando especial atención a las distintas variantes de preocupación del coronavirus. Así lo defiende, de hecho, la OMS, que pide más evidencia científica y, más allá, ha hecho un llamamiento para que no se inoculen todavía las terceras dosis, al menos hasta septiembre, porque, insisten, primero es necesario garantizar que todos los países tienen acceso a la vacuna; un reparto equitativo de las mismas, porque sin ello, subrayan, la pandemia nunca terminará.
No obstante, las compañías desarolladoras de las vacunas parecen tenerlo claro: si durante los últimos meses, y también en los últimos días Pfizer ha insistido en la necesidad de que se inocule una tercera dosis para mejorar su eficacia, ahora es la compañía de Moderna, la otra vacuna de ARNm autorizada por la EMA, la que se pronuncia exactamente en el mismo sentido.
Moderna considera que "probablemente" será necesaria la administración de una tercera dosis de la vacuna contra la COVID-19 "antes de la temporada de invierno", debido a la aparición de la variante Delta.
"Creemos que el aumento de la fuerza de la infección resultante de la variante delta, la fatiga de población con las medidas y los efectos estacionales (traslado al interior de los establecimientos) conducirán a un aumento de infecciones en los individuos vacunados. Aunque vemos una eficacia duradera en la fase 3 hasta los 6 meses, esperamos que los títulos neutralizantes sigan disminuyendo y acaben afectando a la eficacia de la vacuna. Dada esta intersección, creemos que una tercera dosis de refuerzo será probablemente necesaria antes de la temporada de invierno", ha reconocido la compañía en un comunicado este jueves.
El director general de Moderna, Stéphane Bancel, ha señalado que su vacuna "está mostrando una eficacia duradera del 93 por ciento a los seis meses", pero ha advertido de que "la variante Delta es una nueva e importante amenaza, por lo que debemos permanecer atentos."
Con la mirada puesta en el futuro, Bancel ha avanzado no obstante que la compañía está trabajando en una vacuna de una dosis que sirva de refuerzo anual contra la COVID-19, la gripe y el virus respiratorio sincitial (VRS) para adultos.
Además, de la misma forma, Moderna ya ha empezado a preparar los estudios de la última fase de su vacuna contra la gripe y el (VRS), que recibió la designación de vía rápida en Estados Unidos hace unos días.