La misión Osirix-Rex de la NASA ya está camino a la Tierra. Y lo hace cargada con restos del asteroide Bennu, de unos 60 gramos de peso. Es la muestra más grande que se tiene desde hace más de 50 años, cuando los astronautas del Apolo regresaron con rocas lunares. Las muestras recogidas servirán para estudiar cómo se formó el sistema solar. Tocarán tierra dentro de dos años, el 24 de septiembre de 2023.
A su regreso, la cápsula que contiene muestras de Bennu se separará del resto de la nave espacial y entrará en la atmósfera terrestre, según ha explicado la NASA en un comunicado. La cápsula se lanzará en paracaídas al campo de pruebas y entrenamiento de Utah, donde los científicos estarán esperando para recuperarla.
"Los muchos logros de OSIRIS-REx demostraron la forma audaz e innovadora en que se desarrolla la exploración en tiempo real. El equipo aceptó el desafío y ahora tenemos una pieza primordial de nuestro sistema solar que regresa a la Tierra, donde muchas generaciones de investigadores pueden descubrir sus secretos", comentó al respecto Thomas Zurbuchen, administrador asociado de ciencia en la NASA.
Para realizar el plan plurianual de la misión, una docena de ingenieros de navegación hicieron cálculos para instruir a la nave espacial sobre cuándo y cómo alejarse de Bennu. Después de partir de Bennu, llevar la muestra a la Tierra de manera segura es el próximo objetivo crítico del equipo. Esto incluye la planificación de maniobras futuras para mantener la nave espacial en curso a lo largo de su viaje.
"Toda nuestra mentalidad ha sido ¿dónde estamos en el espacio en relación con Bennu? Ahora nuestra mentalidad ha cambiado a ¿dónde está la nave espacial en relación con la Tierra?", comentó Mike Moreau, subdirector de proyectos OSIRIS-REx en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la Nasa en Greenbelt, Maryland.
Las cámaras de navegación que ayudaron a orientar la nave espacial en relación con Bennu se apagaron el 9 de abril, después de tomar sus últimas imágenes del asteroide. Con Bennu en el espejo retrovisor, los ingenieros están utilizando la Red de Espacio Profundo de la NASA de instalaciones de comunicaciones de naves espaciales globales para dirigir el OSIRIS-REx enviándole señales de radio.
Al medir la frecuencia de las ondas devueltas por el transpondedor de la nave espacial, los ingenieros pueden saber la velocidad a la que se mueve OSIRIS-REx. Los ingenieros miden cuánto tardan las señales de radio en llegar de la nave espacial a la Tierra para determinar su ubicación.