El temor, la preocupación y la tensión crece en Afganistán, donde los talibanes ya están en cada rincón del país. Patrullan armados por la capital, vigilando cada movimiento de la población, que vive atemorizada y sin garantías de seguridad.
El miedo invade a muchos en medio de la incertidumbre, siendo especialmente ellas, las mujeres, las peor paradas, como explica Nilofar, una joven para la que jugar al baloncesto era una parte fundamental de la vida. Abogada y capitana del equipo paralímpico afgano, está aterrada: “Ellos no aceptan que las mujeres tienen derechos, ni siquiera que somos seres humanos. Además, no son honestos y nunca hacen lo que prometen”, señala.
La palabra de un talibán vale poco para quienes les conocen, porque aunque han prometido que respetarán a las mujeres nadie se fía. Tampoco Farzana, hasta ahora miembro del Parlamento, quien nos cuenta la situación: “Uno de los escenarios, el bueno, es que nos permitan trabajar y educarnos aunque con limitaciones. El otro, el malo, es que eliminen completamente a las mujeres de la sociedad”.
Ellas son las más expuestas, y por eso este martes un grupo de diez valientes mujeres se manifestaba reclamando no perder los derechos.
Por su parte, también los intérpretes están en serio peligro, muchos de ellos por sus colaboraciones con otros países como Francia o Alemania, entre otros. Algunos han podido escapar, pero sin su familia, por la que rezan para poder sacarlas también del país.