La muerte del mítico futbolista argentino, Diego Armando Maradona, considerado por muchos como el mejor de toda la historia, ha causado una auténtica conmoción que trasciende las fronteras más allá del mundo del deporte. En Argentina Diego, ‘El Pelusa’, era mucho más que un eterno jugador de fútbol. El artífice de la llamada ‘Mano de Dios’, quien llevó a la cima a la albiceleste en el Mundial del 86, tenía incluso una religión en torno él. Los Maradonianos. Y es que de una forma u otra, la historia de Argentina está impregnada también de la magia que ‘el genio del fútbol mundial’ llevaba en sus botas.
La devoción por Maradona está en toda Argentina. También lo está en sus calles, como probaba una de sus hijas, Gianinna, de 31 años, quien sin saberlo, como informa el diario argentino Gente, instantes antes de la muerte de su padre compartía una imagen con una pintada en la que se veía a Diego portando sonriente la camiseta albiceleste.
“Encontrarme a él por la ciudad”, escribía en una imagen compartida a través de una historia de Instagram.
Hoy, 25 de noviembre, la familia llora su pérdida, como todo el país, que dedica homenajes y emotivos gestos en recuerdo del astro argentino que emergió desde aquella pobre barriada de Buenos Aires en la que pasó su infancia para llegar hasta la cumbre del fútbol.
En una publicación previa, en el 60 cumpleaños de su padre, el 30 de octubre, Gianinna había publicado otro emotivo mensaje:
“Desde la cuna hasta la eternidad. Mi gran confidente, el mejor cómplice. Desde que siempre le dé la mano a mamá, me ate los cordones antes de subir a una escalera mecánica, hasta que acelere en las curvas y siempre baile hasta el amanecer. Disney y también neuropsiquiátricos. Tangos en vez de cuentos para dormir. Lo disfruté en cada etapa de mi vida, algunas veces más cerca que hoy, pero menos lejos que mañana. Mi gran ejemplo de todo lo que sí y todo lo que no. A quien admiro, ayer, hoy y siempre. Quien me enseñó a perdonar, a perdonarme. A perderme para volver a encontrarme y empezar de nuevo. Felices 60 al huracán que con 31 años me sigue llamando ‘pompón’. Mi escorpiano favorito, tan terco y real, el papá más auténtico del mundo que podía elegir para vivir esta vida. Es cierto que se ama hasta el final, que siempre se puede volver a empezar y que es mejor morir de pie que vivir de rodillas. Gracias por enseñarme tanto. Abrazo nuestros defectos y virtudes. Te celebro, te extraño y te amo para siempre. Feliz cumpleaños, pa”, escribió.