El puerto toscano de Marina de Carrara se convierte, de la noche a la mañana, en protagonista de todas las crónicas periodísticas. Dicen que el yate que allí se encuentra varado, más de 140 metros de puro lujo valorados en 700 millones de dólares, pertenece a Vladimir Putin. Las informaciones de las autoridades aún no han determinado quién es el dueño o, si lo han hecho, aún no es público, pero lo que se ha ido conociendo hasta el momento alimenta indudablemente las suposiciones de quien apunta al jefe del Kremlin.
Todo lo que rodea al ‘Scheherezade’ es noticia, y no es para menos, su imponente liderazgo en el puerto entre otros pequeños barcos es la metáfora perfecta.
La investigación que está llevando a cabo la Guardia di Finanza (Policía de delitos fiscales y fronteras) está enmarcada en los cientos de millones de bienes e inmuebles de oligarcas rusos confiscados en las últimas semanas dentro del paquete de sanciones que buscaban debilitar al Kremlin. El primer ministro declaraba el martes que la cifra llegaba a 800 millones de euros en bienes incautados.
La duda estaría en si en relación a la base jurídica de las propias sanciones las personas implicadas o a las que pertenece el yate estarían apeladas por ese embargo. Si pertenece o no a uno de estos icónicos oligarcas rusos, o a la punta de iceberg, al presidente Vladimir Putin.
La información más destacada es la investigación de la periodista María Pevchikh que sostiene que “hay pruebas suficientes” para decir que el yate es del líder del Kremlin. Se basa en una lista de la tripulación del año 2020 en la que todos, menos el capitán, eran rusos y algunos trabajan era la FSO (Federal Protective Service), agencia que gestiona seguridad de alto nivel, también la del presidente.
A eso le sumamos el grandísimo secretismo con el que trabaja la Guardia di Finanza, que ha dicho que no puede confirmar aún quién es el dueño, pero que hará una declaración pronto. Pero la sombra es muy alargada, el activista anti-corrupción y estrecho colaborador del opositor Alexei Navalny, que sigue la investigación insta inmediatamente a las autoridades a incautarlo porque cree que existen pruebas suficientes.
A esa petición se unió el martes la del presidente Zelensky ante la Cámara italiana. En su comparecencia quiso hacer hincapié en la necesidad de actuar con las sanciones sin ninguna excepción, y de no dejar que los rusos conviertan Italia en un destino de lujo vacacional. Además, pidió, ante el recrudecimiento de la guerra, que la sanciones impuestas fuesen mayores y más rígidas, en un discurso de gran profundidad y emoción ante los parlamentarios, que terminaron en pie aplaudiéndolo.
Durante estos días de investigación alrededor del gran yate, al que uno, a priori, no puede acerase en el puerto de Marina di Carrara, se han ido filtrando fotografías que demuestran el nivel de lujo de la embarcación. Por ejemplo, el tabloide inglés The Sun, consiguió las fotos del imponente interior que fueron publicadas esta semana dando la vuelta a medio mundo. En ellas se ve una piscina que se convierte en pista de baile o un baño hecho en oro. Otros periódicos, como La Stampa en Italia, siguieron directamente el rastro sosteniendo a inicios de marzo que podría pertenecer a otro oligarca de gran poder, Khudainatov, hasta que la publicación de las informaciones explicadas los llevó a afirmar también que todo apuntaba a que fuese de Putin.
El ‘Scheherezade’ sigue en el puerto toscano, a la espera de que las investigaciones de la Guardia di Finanza puedan identificar su procedencia. Se ha convertido en el punto de mira en Italia. Mientras tanto, curiosos, periodistas y locales visitan incesantemente los alrededores del enclave, cercano a conocidas zonas de turismo de lujo como Marmi dei Forti, que esperan que las piezas encajen para que los ojos de medio mundo vean como la policía italiana incauta el “supuesto” yate de Vladimir Putin.