Es uno de los depredadores sexuales más temibles de todo el siglo. Su nombre estará relacionado de por vida con la infamia, con el dolor y con la atrocidad. Joël Le Scouarnc, un antiguo cirujano digestivo tiene ahora 68 años pero está acusado de llevar 30 abusando de niños. Nada menos que de 250. Se sabe que las llevó a cabo porque él mismo anotaba sus atrocidades en varios cuadernos.
El pederasta, detenido desde 2017, había sido acusado hasta ahora de la agresión a cuatro niñas, por lo que se encuentra a la espera de juicio. Pero la investigación ha revelado que las víctimas podrían ser centenares, según informó ayer la fiscalía de La Rochelle. Hablamos de 250 menores de los que se ha podido entrevistar a 209. Muchos de ellos recuerdan de forma clara lo sucedido y 184 están dispuestos a poner denuncia, pese a los que ellos signifique.
Todo comenzó cuando una pequeña de tan solo cuatro años, su vecina, relató que el médico la había enseñado el pene y que el señor mayor se paseaba desnudo por el jardín cuando ella estaba cerca. Al principio, el testimonio sorprendió, como no podía ser de otra manera, pero cuando los investigadores empezaron a indagar descubrieron que el hombre había sido condenado en 2005 a cuatro meses de prisión por tener imágenes pedófilas en su casa. Todo cambió entonces. No solo la había enseñado el pene, la había violado, aunque la niña no tuviera plena conciencia de lo que le había ocurrido.
Cuando los investigadores estuvieron cara a cara con él, el hombre reconoció los hechos. No solo su vecina había sufrido los abusos sino dos sobrinas y varias de las niñas que habían sido hospitalizadas bajo su atención. Un depredador sin escrúpulos. Las niñas eran todas menores de 10 años. Estos casos se juzgarán en 2020.
Pero entrar en la casa del depredador fue aún peor. En ella se encontraron, según desvela Le Monde, muñecas colocadas en posiciones sadomasoquistas, materila pedófilo y el cuaderno del horror: nada menos que la descripción pormenorizada de los abusos cometidos contra más de 200 niñas. Su abogado defiende ahora que lo que narró en este eran fantasmadas nauseabundas y que no eran reales.
Los abusos y violaciones habrían sido cometidos durante casi tres décadas, entre 1989 y 2017, en las localidades surorientales de Vannes, Loches y Jonzac donde Scouarnec, de 68 años, ejercía como cirujano digestivo. Y que en el fondo era uno de los mayores depredadores sexuales de la historia.