Continuidad –repiten casi todos los ministros clave- y marcado perfil tecnocrático en el gobierno de la renovación tras la década de mayorías islamistas. Es la apuesta del nuevo Gobierno marroquí, cuya nómina de ministros fue desvelada ayer en una ceremonia presidida por el rey Mohamed VI en el Palacio Real de Fez, para la recuperación post-pandemia. Paradojas de Marruecos.
Empezando por el primer ministro y líder del Reagrupamiento Nacional de Independientes Aziz Akhannouch –titular de Agricultura y Pesca desde 2007-, repiten en el primer ejecutivo de la nueva etapa post-islamista -el PJD, triunfador en las elecciones de 2011 y 2016, sufrió un auténtico descalabro en la triple cita con las urnas del pasado 8 de septiembre- varias de las piezas clave del anterior gabinete, los llamados ministros de soberanía (elegidos directamente por el monarca, aunque lo cierto es que todas las propuestas ministeriales del primer ministro tienen que contar con el visto bueno del rey).
Entre ellos, además del secretario general del Gobierno Mohamed Hajoui, el titular de Interior Abdelouafi Lafti, el de Asuntos Islámicos Ahmed Taoufiq, el ministro delegado a cargo de la Defensa Abdeltif Loudyi y el de Exteriores Nasser Bourita. El de Taunat -quizás el más conocido de los miembros del gobierno marroquí por la opinión pública española por su exposición en la última crisis bilateral- volverá, por tanto, a ser la cara de la diplomacia marroquí y a desempeñar un papel clave en la recomposición de las relaciones entre Rabat y Madrid.
Cinco independientes que, por ello, no son miembros de ninguna de las tres fuerzas integrantes de la coalición gubernamental –las tres más votadas en las elecciones al Parlamento-: el liberal Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI) del primer ministro y empresario de éxito Aziz Akhannouch, el centroizquierdista Partido de la Autenticidad y Modernidad (PAM) y el nacionalista Partido Istiqlal (PI), que obtuvieron 102, 87 y 81 escaños en la Cámara de Representantes respectivamente el pasado 8 de septiembre.
A los tecnócratas -que volverán a ocupar los ministerios de soberanía- ha de añadirse el nombre de Chakib Benmoussa, nuevo ministro de Educación Nacional. El diplomático fasí fue titular de Interior entre 2006 y 2010, presidente del Consejo Económico, Social y Medioambiental entre 2011 y 2013 y, desde 2019, presidente de la Comisión Especial sobre el Modelo de Desarrollo de Marruecos. Un veterano, actual embajador marroquí en París, para una de las asignaturas pendientes de Marruecos: mejorar la educación pública.
En cuanto al reparto de carteras entre los tres partidos de la coalición gubernamental, RNI es el que se lleva un mayor número de ministerios y los más suculentos, siete más la jefatura del gobierno, seguido del PAM, con seis. El Istiqlal se queda con cuatro ministros. Un gabinete “fuerte” y “armonioso”, había prometido Akhannouch –primera fortuna de Marruecos tras la del rey- en uno de los encuentros entre los líderes del RNI, PAM e PI para la formación de gobierno.
Formarán, eso sí, parte del ejecutivo tanto el líder del PAM como del Istiqlal. El secretario general del PAM –cargo que detenta desde febrero de 2020-, Abdellatif Ouahbi, será ministro de Justicia. Por su parte, el líder del partido nacionalista, Nizar Baraka, tomó ayer posesión de la cartera de Equipamiento y Agua. Quizás un cargo que le sepa a poco, pues entre 2007 y 2011 desempeñó el cargo de ministro delegado de Asuntos Económicos en el gobierno presidido por su correligionario Abbas El Fassi y fue además titular de Economía y Finanzas en el primer gabinete liderado por el islamista Abdelillah Benkirane antes de la salida del Istiqlal del ejecutivo en julio de 2013.
Por lo que se refiere al número de carteras, la nómina se incrementa en una, por lo que se pasa de 23 a 24 ministerios. Recordemos que en octubre de 2019, el rey Mohamed VI decidió reducir acusadamente el número de carteras, que pasaron en el segundo gobierno del islamista Saadeddine El Othmani de 38 a 23.
No ha sido demasiado el impulso que la coalición gubernamental ha dado a la presencia femenina en el gabinete a pesar de los ideales igualitarios consagrados en la Constitución de 2011. De las cuatro ministras del último gobierno presidido por el islamista Othmani se pasa a siete en este primero liderado por Akhannouch; menos de un tercio, por ende, de los miembros del ejecutivo. Entre las nuevas ministras figuran dos de las figuras emergentes de la política marroquí: la recién elegida alcaldesa de Marrakech –y presidenta del Consejo Nacional del PAM-, Fatima Ezzahra El Mansouri, nombrada ayer ministra de Desarrollo del Territorio, y la también flamante alcaldesa de Casablanca, Nabila Rmili, que se desempeñará como ministra de Sanidad. La representante del RNI es médico de profesión y atesora una amplia trayectoria en la gestión sanitaria, especialmente destacada durante la pandemia.
Repite en el gobierno Nadia Fettah Alaoui (RNI), nueva ministra de Economía y titular de Turismo en el último gabinete Othmani. Le reemplaza su correligionaria Fatima Zahra Ammor, que tendrá ante sí el colosal reto de insuflar algo de brío a un turismo –uno de los pilares sobre el que las autoridades marroquíes confiaban en basar el desarrollo del país en los próximos años- casi inexistente tras más de año y medio de crisis sanitaria. La recuperación económica en la post-pandemia –sobre todo para una mayoría de la población que se ha visto duramente golpeada- será, en fin, el reto más acuciante de un gabinete tecnocrático, desideologizado y continuista como el que el rey Mohamed VI ratificó ayer.