En el día 28 de guerra en Ucrania, Mariúpol sigue siendo la ciudad más castigada. Las bombas continúan cayendo, ahora también desde el mar. Se calcula que unas 100.000 personas están atrapadas allí. Kiev sigue siendo otro de los objetivos prioritarios de las bombas de Rusia, donde acaba de levantarse el toque de queda.
Las alarmas antiaéreas suenan todos los días en la guerra de Ucrania. No hay avances en las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania. Ni si quiera después del intento de Emmanuel Macron de mediar entre ambos países, una vez más.
La perspectiva de un conflicto nuclear, ya no es impensable. Rusia usará armas nucleares si ve amenazada e intensifica los bombardeos sobre las ciudades.
“Las posibilidades son bajas, pero van en aumento", ha explicado Ulrich Kühn, experto nuclear de la Universidad de Hamburgo en declaraciones a The New York Times, porque Vladimir Putin no avanza en el desarrollo de la guerra por tierra.
Rusia domina el espacio aéreo pero se estanca en la campaña terrestre. Sus tropas apenas consiguen avanzar, siguen a unos 15 kilómetros de Kiev. La capital, la gran victoria simbólica que busca Vladimir Putin no será fácil.
Los ucranianos han fortificado cada edificio, calle, y rincón de la ciudad. Y frustran cualquier intento ruso de introducir saboteadores. Por eso, Rusia centra parte de su estrategia en Mariúpol, ciudad que atacan sin descanso, también desde la costa.
No obstante, allí en Mariúpol también hay respuesta de las tropas ucranianas, que disparan contra la flota enemiga. Pero poco queda de la ciudad portuaria o de la histórica Járkov, donde en medio de una abrumadora destrucción un músico toca el violonchelo para acallar el sonido de las bombas.