Apenas se supo que había sufrido una descompensación, un desvanecimiento, los mensajes de aliento se multiplicaron y convirtieron en tendencia la frase "Fuerza Diego". No era la primera vez que D10S se enfrentaba a un problema de salud que ponía a todo un país en vilo. Ahora, en plena recuperación de un coágulo en el cerebro, su corazón no pudo más. Una vida de excesos provocaba la muerte de Maradona a los 60 años para dolor de una nación que lo considera un mito, no un jugador. Al confirmarse el fallecimiento, miles de mensajes de todo el mundo inundaron las redes.
Maradona dejó el balón y se quedó fuera de juego. Su adicción a las drogas, pese al mítico anuncio contra ellas en Barcelona siempre le persiguió así como sus imágenes en los palcos en mal estado, bailando, perdiendo el equilibrio. Pasó de mito a carne de meme, pero ahora, hoy, en su adiós con solo 60 años el rey de balón volverá a ser el protagonista de la historia, y su recuerdo será el del balón.
Ya en la cancha tenía un portentoso físico salvo por su estatura, pero tirarle era complicado. En el campo jugó con uñas rotas, tobillos más que tocados. Fuera del campo, en el año 2000 realizó en Cuba un tratamiento de rehabilitación de su adición a las drogas. En 2004 ingresó en la Clínica Suizo Argentina de Buenos Aires por una crisis cardíaca agravada por una infección pulmonar, tras asistir al partido entre Boca Juniors y Nueva Chicago. Se temió lo peor porque tuvo que ser conectado a un respirador artificial. Abandonó el centro el 29 de abril sin disponer del alta médica. Típico de Diego, que nunca se cuidó.
En 2005 se sometió en la clínica Medihelp de Cartagena, Colombia, a una intervención de reducción de estómago para rebajar de peso de los 120 a 75 en el plazo de un año. El físico se había deteriorado de forma alarmante. En marzo de 2007 tuvo que ser ingresado en la clínica Güemes de Buenos Aires debido a una descompensación física provocada por excesos con el alcohol y con su alimentación. Días más tarde se conoció con el diagnóstico era "hepatitis tóxica aguda".
Maradona estuvo a principios de este mes diez días internado en una clínica de Buenos Aires por anemia, deshidratación y con un "bajón anímico", pero al hacerle chequeos se le diagnosticó un hematoma subdural por el que fue operado. Se recuperó aunque se temió lo peor. Sus últimas imágenes eran las de un hombre cansado, agotado pero sonriente. Pero su corazón dijo basta al fin. Los regates a su mala salud se habían acabado.