La celebración oficial del 58 aniversario de Nicolás Maduro ha dejado una imagen para la polémica. La prensa internacional ya se ha apresurado a calificarla de "ridícula" pero ilustra bien los problemas cotidianos a los que muchos nos enfrentamos por el uso obligatorio de la mascarilla o tapabocas como se conoce a este EPI en Venezuela.
Rodeado de su familia, amigos y allegados en el Palacio de Miraflores, en Caracas, Maduro, protegido por una mascarilla recibía el presente de una tarta con una vela encendida en su cúspide. Acompañado por un grupo de mariachis que le cantaban cumpleaños feliz, el mandatario venezolano se dispuso a soplar la vela.
Como un gesto reflejo, Maduro se aproximó a la tarta y en tres ocasiones trató de apagar la vela con la mascarilla puesta. La frustación de no lograrlo llevó a su pareja, Cilia Flores, a advertirle de que con el tapabocas era casi imposible.
Maduro reaccionó rápido y logró consumir la llama apagándola con los dedos. Consciente de la imagen, el dirigente bolivariano intentó dar la vuelta a esta ridícula situación al afirma ante los medios oficiales que con ello demostraba que "este tapabocas funciona", según ha contado el diario peruano La República.