Sheldon Farnell, un niño de cuatro años, falleció la mañana del 26 de noviembre de 2018 tres días después de que su madre lo llevase al hospital por primera vez.
El pequeño comenzó a sentirse mal y su madre, Katrina, le llevó al Sunderland Royal Hospital. Allí, se le hicieron varias pruebas y en uno de los resultados provisionales para la sepsis dio positivo. Como el menor había mejorado mucho desde que ingresó, el médico que lo supervisaba decidió darle el alta al pensar que el resultado positivo de la prueba habría sido por contaminación.
Sheldon fue dado de alta sin esperar a los resultados definitivos. Unos resultados que, después de los análisis finales de hemocultivo, confirmaron el positivo en estreptococo del grupo A, una bacteria que puede causar sepsis.
Otro especialista, el Dr. Settle, que se dio cuenta de la grave situación que corría el menor, advirtió que estaba en riesgo de enfermar de manera grave, y recomendó que se le administrara Amoxicilina. Desde el hospital trataron de contactar con la familia pero no fue posible. A pesar de las advertencias de este doctor, que llegó a proponer el aviso policial, el doctor Lawson creyó que no se trataba de un caso tan grave y que al día siguiente se avisaría a la familia.
Sin embargo, la gravedad era real y esa misma noche Sheldon fue trasladado de urgencia al hospital, donde finalmente falleció a la mañana siguiente, según recoge Chronicle Live.
Ahora, en la investigación que se está produciendo ante un posible caso de negligencia, su madre ha narrado los desgarradores últimos momentos con su pequeño, el que le pedía que no le dejara morir.
La familia pide justicia ante lo que consideran un grave error médico que le costó la vida al menor. El pediatra que atendió al pequeño ha mostrado su "arrepentimiento de por vida" por no haber hecho un diagnóstico correcto y no haber visto la gravedad de la situación. La investigación continúa abierta.