El pasado diciembre, Nylah Anderson, de 10 años, perdió la vida realizando el desafío viral de TikTok llamado “Blackout Challenge”. Tawainna Anderson, su madre, ha presentado una demanda contra ByteDance, la compañía dueña de TikTok, a quien culpa de la muerte de la niña.
El desafío de Tiktok consiste en grabarse aguantando la respiración o estrangulándose hasta desmayarse. Aunque el llamado “juego” se remonta a principios del siglo XX, la demanda de Tawainna Anderson alega que es tremendamente irresponsable y, en última instancia, negligente que TikTok permita que esos videos proliferen en línea ahora.
“Nylah era mi hija, pero podría haber sido el hijo o la hija de cualquiera que se sintiera atraído a lo que ven en las redes sociales”, dijo Tawainna Anderson en un comunicado de prensa. “No podemos permitir que vuelva a suceder lo que le pasó a Nylah”, añadió la madre de la joven.
Según la presentación judicial, Tawainna Anderson considera que TikTok es responsable al ser la plataforma que recomendó ese desafío a su hija a través de las sugerencias de videos en la aplicación: el algoritmo de recomendación “determinaba que el letal Blackout Challenge probablemente sería de interés para Nylah Anderson, de 10 años”, dice el texto de la demanda.
Anderson pide una compensación monetaria por su pérdida, así como el derecho de cualquier persona que haya perdido a un ser querido por este tipo de desafíos a la capacidad de demandar también.
El 7 de diciembre de 2021, Tawainna Anderson descubrió a su hija inconsciente en su armario. Después de varios intentos de reanimación cardiopulmonar y de que los servicios de emergencia la llevaran de urgencia al hospital, la niña fue internada en la UCI. Cinco días después, Nylah había sucumbido a sus lesiones. Pero Nylah no es el único caso, por desgracia se trata de una victima más de la larga lista.
Al menos 82 niños y adolescentes de entre 6 y 19 años han muerto jugando, según un informe del Centro de Control y Prevención de Enfermedades. En 2021, al menos cuatro niños , incluido un niño de Bethany, Oklahoma, el pasado julio, murieron en todo el mundo, según la demanda.