Localizan el escondite de Ghislaine Maxwell, la ex de Jeffrey Epstein acusada de tráfico de menores
Buscaría beneficiarse de su ciudadanía francesa para evitar la extradición
Está acusada de reclutar menores para el magnate estadounidense
Ghislaine Maxwell, de 58 años, expareja del multimillonario Jeffrey Epstein, quien fue hallado muerto el pasado mes de agosto de 2019 en una cárcel de Nueva York mientras esperaba juicio por tráfico sexual, vive en un piso de lujo ubicado en la avenida Matignon de París, Francia, según informó este sábado The Sun.
El FBI persigue desde hace años a Maxwell para interrogarla en relación con la red de pedofilia, abusos y corrupción que creó y gestionó durante años el magnate estadounidense. Se afirma que la mujer reclutó a una chica de 15 años llamada Virginia Roberts para trabajar como masajista para Epstein. Además de masajes eróticos, Maxwell habría ordenado a la menor mantener relaciones sexuales con su pareja, con el príncipe Andrés de Inglaterra y otras personas de la realiza, "incluida una orgia". También se la investiga por haber reclutado a otras menores para su expareja.
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Maxweel, según el diario británico, desapareció de la vida pública en 2016 y se mudó en esta fecha a su "escondite secreto", una propiedad que le cedieron con el fin de ocultarse a solo cinco minutos en coche de los Campos Elíseos. Maxwell, que nació en la localidad de Maisons-Laffitte (noreste de París), buscaría beneficiarse de su ciudadanía francesa para evitar la extradición a Estados Unidos. En cualquier caso, solo podrá ser juzgada y condenada en Francia por sus vínculos con Epstein.
"Ghislaine se muda de lugar todos los meses para mantener a los investigadores privados fuera de su alcance y se queda en las residencias de colegas y contactos de confianza", explica una fuente consultada por el medio inglés, cuya identidad no ha sido revelada. Su "gran red de contactos" está dispuesta a mantenerla escondida, aseguran.
Según la información publicada, Maxwell ha salido varias veces del piso donde vive, pero siempre con una bufanda tapándole el rostro. Acudió incluso a varias galerías de arte de lujo, restaurantes y cafeterías de alta gama en la capital francesa. Según un vecino, la identificó por sus llamativos anillos. El paradero exacto de la acusada sigue siendo un misterio, pero se cree que está decidida a quedarse en su país natal.