Charles Ray Finch fue condenado a muerte en julio del año 1976 en Carolina del Norte, tras ser declarado culpable del asesinato de un hombre en un atraco en una gasolinera, según ha informado La Vanguardia. Ante esto Finch siempre se declaró inocente de todos los cargos. A pesar de ello, entró en prisión y cuando el estado eliminó la pena de muerte, fue sentenciado a cadena perpetua. El anciano, de 81 años, ha permanecido 43 años en prisión por un delito que nunca cometió.
El pasado mayo quedó liberado tras la anulación del juicio, se le retiró el procedimiento judicial debido a que se descubrió que los agentes de policía encargados en ese momento de la investigación habían manipulado las pruebas para poder inculparle.
El caso fue muy polémico desde su publicación. En el año 2002 una asociación de estudiantes de derecho reabrió el caso al encontrar errores judiciales en él, y al investigar descubrieron que la policía había manipulado a los testigos y habían falsificado las pruebas para poder inculpar a Finch. Un ejemplo ello fue que la propia policía le pidió a Finch que se pusiera una chaqueta larga, que era la que llevaba el culpable del asesinato, a la hora de presentarse frente a los testigos. Este mismo proceso no lo hicieron con los otros acusados.
Esta polémica llegó a la corte, que el pasado enero declaró nulo el veredicto, y 4 meses después el anciano pudo salir de la cárcel tras 43 años privado de libertad.
La activista contra la pena de muerte, Helen Prejean, ha dado la bienvenida a Finch a la libertad, y ha advertido que es ya la persona número 166 que ha sido liberada del corredor de la muerte de Estados Unidos por ser inocente.