El Ejército de Rusia ha acelerado su repliegue al norte de Ucrania tras varias semanas de bombardeos y combates. Las duras imágenes que llegan desde algunos puntos como Bucha, en la región de Kiev, hace que voluntarios de todo el mundo se unan a la guerra contra el Kremlin. En la capital del país se encuentra una de estas unidades, la llamada legión internacional, compuesta por jóvenes y adultos británicos, estadounidenses, canadienses, noruegos, franceses e italianos, entre otros.
Este sábado, uno de los integrantes de la legión internacional en defensa de Ucrania conversó con el diario británico 'The Guardian'. James -de nombre ficticio en el artículo-, un joven de 22 años de Salford (Inglaterra), no tenía experiencia militar antes de viajar hasta el país una semana después del inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero.
Acababa de perder su trabajo en un almacén y no dudó en emplear todos sus ahorros para trasladarse a Polonia, cerca de la frontera con Ucrania. Desde allí, mientras recibía los primeros entrenamientos, viajó hasta la capital. "Necesitaban ayuda y yo no estaba haciendo nada en casa. Mi vida iba cuesta abajo. Pensé que podía hacer algo mejor y ayudar a las personas que lo necesitaran. No pensé que llegaría muy lejos porque no tenía experiencia, pero lo he hecho bien y aquí estoy", destacó James.
El voluntario recibió, junto a sus compañeros, entrenamientos básicos por parte de exmiembros de las fuerzas especiales de Estados Unidos, según apunta. Ahora, incluso si termina la guerra, no piensa irse. "Quiero obtener la ciudadanía y unirme a sus paracaidistas", comentó al respecto el joven británico desplazado hasta Ucrania.
El joven asegura que avisó a su familia y que están preocupados por él. "Le dije a mi madre y mi padre que iba a venir a quí, pero a nadie más. Están de acuerdo y muy orgullosos de mí. Saben lo que está ocurriendo. Pero, obviamente, no quieren que siga aquí, quieren que vuelva a casa", añadió.
El Ejército de Rusia habría reducido su presencia en las regiones de Kiev y Chernígov, el Kremlin sostiene que ha cumplido sus objetivos, algo que no se ha constatado. No obstante, en su retirada siguen los enfrentamientos y todavía quedan efectivos en la zona. El Tribunal Penal Internacional ha abierto una investigación por posibles crímenes de guerra.