La jornada está siendo especialmente sangrienta en el este de Ucrania. El gobierno del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha rechazado la rendición de Mariúpol, a pesar de las amenazas y el ultimátum ruso para que las tropas ucranianas se entreguen. Y, en Járkov, las bombas están cayendo indiscriminadamente sobre la ciudad. Allí, nuestra compañera de Informativos Telecinco Laura de Chiclana y el cámara Mariano Burattini han tenido que correr para huir de las bombas que han alcanzado edificios civiles.
“Hemos sido testigos de cómo esas bombas, ese intenso bombardeo caía aquí en el centro de la ciudad Járkov”, decía en una conexión en directo desde el hotel donde se aloja la reportera Laura de Chiclana.
“El terror y esa incertidumbre entre los ciudadanos se han apoderado de las calles. El terror continuaba tras esos bombardeos. Los bomberos y las ambulancias se han acercado a esta zona para socorrer a estas personas, a esas víctimas del ataque”, ha informado sobre la jornada.
“Después de que las tropas rusas se fueran de Kiev, aquí en el este, en Járkov, los ataques han ido en aumento. Por el momento, tras los ataques de hoy ha habido cinco fallecidos y más de 15 heridos, pero es que hasta ahora, hasta hace tan solo unos segundos, estos bombardeos aquí en el centro de la ciudad han continuado a tan solo dos calles de nuestro hotel”, ha indicado.
Con todo, el asedio sobre Járkov no alcanza a lo que se está viviendo en Mariúpol. Aunque los invasores son casi dueños de las calles, aún no han conseguido el control total sobre esta ciudad portuaria del mar Negro, estratégica por su proximidad al Dombás.
Los 2500 soldados ucranianos están ofreciendo una resistencia a Rusia, que les ha dado un ultimátum para que se rindieran este domingo si no quiere acabar como los atrincherados esta semana en la metalúrgica, tomada sin piedad por los chechenos.
Ucrania, por su parte, dice que ni entregará la ciudad, ni cualquier territorio del Dombás. Así lo asegura a la CNN el presidente Zelensky, quien en este video colgado en la red, aunque visiblemente agotado tras 52 días de guerra, asegura confiar en la victoria.