Las pensiones llevan estando de actualidad en Italia varios meses y siempre que se habla de este tema acaba estando encima de la mesa el caso de los baby pensionati. Es el ejemplo perfecto del por qué algunas reformas del pasado tienen tanto impacto en la gestión de las pensiones actuales y de cómo la transición entre sistemas es complicada y lenta. Existe, así, casi medio millón de personas que llevan cobrando una jubilación más de cuarenta años porque pudieron retirarse sin haber llegado a los 50 o incluso los 40 años de edad (hay casos de jubilaciones a los 37 años). Empezaron a cobrar la pensión cuando aún estaban en plena edad laboral y ahora suponen un atraso para un sistema que tiene que mantenerlos. Cambiarlo no es fácil porque están protegidos por la ley y para entenderlo hay que remontarse a la Italia de los años 70.
En el año 1973, en la época del apogeo económico de la posguerra, el primer ministro Mariano Rumor, de Democracia Cristiana, elaboró una ley que permitía a todos los empleados públicos jubilarse tras 20 años de trabajo, 14 y seis meses en el caso de las mujeres casadas con hijos. Las estimaciones apuntan a que se acogieron a este modelo casi 500 mil personas en Italia. Pensando en los años cotizados, suponen menos de la mitad de los que se solicitan en la famosa, reciente y debatida Cuota 100, que permitía jubilarse a partir de los 38 años trabajados. Es por eso que reciben el nombre de baby pensionati, los llamados jubilados bebé, porque han pasado unos 41 años de su vida cobrando una pensión que obtuvieron siendo aún muy muy jóvenes.
“Las pensiones venían utilizadas como una manera de política social, de beneficio. Los gobiernos posteriores han trabajado siempre por estabilizar el sistema. Y ahora el episodio de la Cuota 100, por ejemplo, adalid del gobierno del M5S, también se ha superado”, explica Andrea Roventini, experto en macroeconomía de la Scuola Superiore Sant’Anna, justificando que las correcciones en el sistema de pensiones son muy habituales.
La renovación generacional aún no se ha producido y eso explica que aún estén en vigor miles de pensiones de este tipo. Conviven en la actualidad personas que se jubilan con una media de 65,8 años con otras que lo han hecho a 41,2 años. El salto abismal impide el equilibrio en el sistema. Los expertos explican cómo esa exageración económica que caracterizó la etapa de la posguerra es la prueba de un país que, tras años de mucho crecimiento, perdió la visión de futuro.
“El estricto cumplimiento de los derechos de estos jubilados, agrava mucho a los jóvenes en Italia porque tiene un periodo de transición, de cambio, muy lento. En el mundo precedente, por ejemplo, las pensiones se calculaban sobre el salario, pensión retributiva, con la primera reforma en el 95, empieza a ser contributiva, se calcula dependiendo con cuánto dinero has contribuido al Estado durante tus años de trabajo. En esta fase de transición tan alargada se mezclan dos sistemas muy diferentes que generan contradicción económica”, añade Roventini.
El sistema no consiguió ser abolido hasta 1992, a pesar de que varios gobiernos precedentes intentaron eliminarlo. Sufrió modificaciones desde entonces que explican el sistema actual, pero la situación del mercado laboral actual en Italia, precarizado y abaratado, y la mayor esperanza de vida, alargan la posibilidad de la jubilación mucho más, lo que implica una mayor desproporción del sistema.
“A eso añadimos otra cosa: las pensiones contributivas vienen calculadas dependiendo del PIB del país y es ahí donde hay otro problema. Como los salarios son bajos para los jóvenes se arriesgan a jubilarse siempre más tarde y con una cantidad mucho menor”, explica el profesor de macroeconomía. Una nueva reforma, más profunda, está por llegar. El debate que ha dominado los últimos meses los presupuestos de Italia ha conseguido un acuerdo transitorio para el 2022 con la llamada Cuota 102 que prevé la jubilación a los 64 años de edad con 38 años de contribución al Estado. Los próximos meses dejarán ver qué sistema arrojará luz en las pensiones italianas.
Un reciente informe de OCDE que analizaba las pensiones de varios países del mundo resaltaba que “Italia figura entre los siete países miembros que relacionan la edad de jubilación prevista por la ley con la esperanza de vida. En un régimen contributivo esta relación no es necesaria para mejorar el sistema financiero de las pensiones”.
Establece, así, que siguiendo este paradigma Italia acabará jubilando a sus ciudadanos aproximadamente a los 71 años, una de las edades más altas con respecto a los otros países, y por encima de la media de la propia OCDE situada a los 66.