Verina, una joven de 23 años, está sufriendo las consecuencias indirectas de la invasión rusa de Ucrania. Y no es ucraniana, es rusa. Porque la guerra también se sufre, en silencio y con miedo, en el país donde Vladímir Putin acaba de aprobar mandar a la cárcel al que proteste contra ella. Así de simple. Así de libres. Verina, por el momento, se ha quedado sin trabajo.
Trabajaba todos los días en un concesionario y, este jueves, su empresa ha cerrado temporalmente. Es parte de las consecuencias de las medidas económicas contra Rusia. El pueblo ruso se ha manifestado en varias ciudades contra el conflicto bélico (el número de detenidos en las protestas en el país supera los 7.000), pero la mayoría calla por miedo. En 'sotto voce' muchos critican la invasión de Ucrania que ya afecta a su bolsillo. No es para menos. Aunque la contienda también cuenta con el apoyo de gran parte de la población.
La Duma de Estado o Cámara de Diputados de Rusia han aprobado, por unanimidad, enmiendas al código penal que sancionan con fuertes multas y penas de cárcel la difusión de información que consideren falsa sobre las Fuerzas Armadas y los llamamientos a adoptar sanciones contra el país. El proyecto incluye un nuevo artículo que castiga con entre 10 y 15 años de prisión la difusión de información falsa sobre las Fuerzas Armadas que acarree "graves consecuencias". "Ir a un mitin significa arruinar tu vida", destaca Verina.
La joven rusa prefiere mantener su anonimato, en este artículo utiliza un nombre ficticio -Verina- y no facilita su lugar de residencia por temor a represalias. Desde el primer momento esperaba que la guerra no comenzara, aunque sí que apoyaba la operación en las provincias autoproclamadas de Donetsk y Lugansk (anunciada como una misión, sin que conllevara una posterior guerra). "Ahora todo el mundo nos odia", lamenta la joven, quien, no obstante, reclama también daños a Ucrania -previos a la guerra desatada por el Kremlin-.
"Ayer compré comida para los niños refugiados del DNR (República Popular de Donetsk) y LNR (República Popular de Lugansk). Mi mejor amigo es de Donetsk y está contento de que Rusia haya ido a rescatarle. No sé lo que piensa el mundo, pero Ucrania realmente bombardeó a su propia gente, mi amigo lo confirma. Estaba con su hermana menor y tuvo que huir de las bombas al sótano. Fue lo mismo con ellos que con Ucrania ahora, pero esto no es razón para comenzar una guerra", señala Verina.
Las sanciones que se están imponiendo a Rusia conllevan consecuencias negativas para los altos cargos y oligarcas rusos, pero también para el pueblo llano. Las multinacionales que operan por todo el mundo están dejando de funcionar en el país. Al menos en su mayoría, a lo que hay que sumar la problemática de precios, del rublo, de las transferencias o del petróleo y el gas. Verina asegura que la economía se resiente.
"Mi empresa ha cerrado, como ya han hecho y hacen muchas otras. No sé por cuánto tiempo, ni hasta cuándo. El suministro se ha detendo. Hasta el momento, no ha habido una carta de clausura oficial, pero todos ya estamos entrando en pánico", detalla Verina, que solo piensa en que su familia esté bien. Asegura que lo está pasando mal por la situación, especialmente porque el mundo les culpa de las decisiones del gobierno.
"Muchos ucranianos no culparon al gobierno, sino al pueblo de Rusia…. Por ejemplo, un chico me escribió muchas malas palabras. Dijo que no detuvimos a nuestro presidente, a lo que le respondí que yo no puedo llamar a Putin y pedirle que cancele la guerra", señala con tristeza.
Su visión de la invasión es parecida a la de muchos rusos. "No sabemos y no entendemos nada. Ni siquiera sabemos lo que dijo la delegación rusa a la ucraniana. Simplemente entré en pánico cuando vi los precios subir y el hecho de que algunos medicamentos que salvan vidas no se suministrarán. En mayo quería volar de vacaciones, reservé un hotel y ahora el precio se ha duplicado…", precisa sobre las consecuencias económicas.
La joven se plantea por qué Vladímir Putin decidió invadir Ucrania justamente ahora. "Si lo piensas, me parece que esta "operación" comenzó espontáneamente, como si algo hubiera pasado. Esta "operación" es lo menos preparada y planificada posible. Y lo más importante, el motivo y el propósito no están claros. Habrá que ver qué pasa en la tercera ronda de negociaciones. Algún día debe terminar", detalla Verina.
"No quiero que la gente muera, de ninguna parte. Quiero vivir en paz, hay muchos de mis familiares en Ucrania", añade la joven rusa. "A veces lloro cuando veo las noticias. Me gustaría poner a Putin y Zelenski en una sala y dejar que se las arreglen solos. Mi cumpleaños es pronto y nunca había estado tan triste", concluye Verina. Un testimonio que deja claro quiénes son los que más sufren este tipo de conflictos. Los ciudadanos de a pie.